"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

lunes, 31 de mayo de 2010

El lado oscuro

Lo que yo hace unos años consideraría dormir fatal en la actualidad se ha convertido en dormir como una bendita.
Es posible que penséis que soy una pesada, siempre con el mismo tema. Pero es que dormir de la manera que yo lo hago es casi… inhumano?

Para mi, dormir 4 horas seguidas es la bomba. El boliche tiene rachas buenas que se despierta sólo 3 veces por la noche y rachas malas que se despierta 7 u 8.

Estos días estamos atravesando una racha de las malas.
No se si serán los dientes o que, pero se despierta cada dos por tres. A veces incluso durante una hora se despierta cada 5 o 10 minutos. Bueno en realidad ni siquiera se despierta o al menos no abre los ojos pero se pone a lloriquear y a llamarme y claro yo no pego ojo en toda la noche.

Así que después de varios días así os podéis hacer una idea de cómo está mi cuerpo serrano. Y mi humor.
Menos mal que los enanos son más listos que el hambre y saben como calmar la tempestad.
Nada mejor que una caricia y un “ba-pa” (guapa) para arreglar medianamente bien mi cuerpo dolorido y mi agotada cabeza.

Después de dejar al boliche en la guardería he cogido el metro para dirigirme al trabajo.

Voy casi arrastrando los pies. Me voy a sentar a esperar que venga. Me acabo de sentar y veo que ya viene. Ays, otra vez arriba. Voy a ver si dentro hay algún asiento libre. Si, al fondo. Me voy a agarrar porque al final besaré el suelo otra vez como diría Luz Casal. Ya está el señorito que no le gusta poner la mochila en el suelo y prefiera que su amada bolsa ocupe un asiento para que esté más cómoda, no vaya a ser que le de una baja de tensión y se le aflojen las cremalleras. Me pongo delante de él. No hace falta que le diga nada, cuando me ve la cara de perro que llevo quita la mochila y masculla un perdón al cuello de la camisa. Que hago?, saco el libro?. No. No me apetece pensar. Romeo está tirado por el suelo lloriqueando como una nena porque le han desterrado y no podrá ver más a su amada Julieta. Menudo imbecil. Y pa’ que coño matas a su primo, gilipollas!. Además, hace dos días estaba igual de ñoño llorando por las esquinas pero porque Rosalía no le hacía ni puñetero caso y de un día para otro, zas!, ahora por la que no puede vivir es por Julieta. Mal asunto, darling. Demasiado enamoradizo te ha salido el pretendiente.
Cierro los ojos, los vuelvo a abrir. No los cierres que te quedas sopa y apareces en las cocheras. Llega mi estación, me bajo. Me empujan. Ggggrrrrrr. Me voy hacia la salida. Salgo por los tornos. No lo dudo y voy a derecha al ascensor. Veo como una vieja asquerosa está pulsando el botón de cerrar puertas como una loca para que no pase nadie más y suba ya el ascensor. Cuando llego ya no se abren las puertas y me parece adivinar una sonrisilla triunfal en la cara de vieja. Ggggrrrrrr. Me quedo junto a la puerta. Espero. Un viejete me hace señas para que pulse el botón de llamada y le hago una seña con la cabeza para que entienda que ya está llamado. No se me ponga nervioso. Nos metemos quince sardinas en la lata. El viejete se pone a mi lado. Me esta mirando, seguramente las tetas. Me da dos toques con el dedo en el brazo y me dice: cuando yo era joven subía las escaleras del metro de dos en dos, pero la juventud…


-Clic!-

Noto como el lado oscuro me posee. Me empieza a salir la espuma por la boca, los músculos de mi cuerpo se tensan, le cojo por las solapas de la chaqueta y en un rápido movimiento le empotro contra la pared del ascensor y empiezo a ladrar mientras las gotas de sudor corren por mi cara. Me importa tres cojones como subiera usted las escaleras cuando era joven!, acaso le he preguntado?, sabe usted que llevo casi tres días durmiendo apenas nada y que gracias a unas malditas pastillas me duelen los músculos tanto que casi no puedo coger a mi hijo al brazo. Y haga usted el favor de dejar de mirarme las tetas, cerdo!.

-Clic!-

... pero la juventud de hoy en día no vale para nada…bla bla bla. Y lo único que atino a decirle es: pues me alegro, señor, me alegro por usted.
Se abren las puertas y sigo arrastrando los pies hasta la oficina.

Necesito descansar. Necesito la playa. Necesito vacaciones.

Feliz semana.

---