"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Semana mundial de la lactancia y "la llamada de la teta"

Seguramente pocas personas que se muevan habitualmente por los blogs de maternidad y más especialmente por los blogs pro-lactancia no se habrán enterado de que estamos en la semana mundial de la lactancia.
120 países celebran esta semana, hasta el próximo domingo, la Semana Mundial de la Lactancia, con el fin de fomentar, promover y apoyar la lactancia materna.

Pero hoy no voy a hablar de los beneficios de la lactancia materna, de los cuales no creo que ya a estas alturas nadie ponga en duda. Hoy voy a hablar de mi por qué.

La semana pasada me llegó el mail de una futura mamá. En él me comentaba que ella no sentía o no tenía muy claro si le daría el pecho a su hija.
No por miedo al posible dolor al dar de mamar o por temas de estética o dedicación, sino porque simplemente no sentía "la llamada de la teta".

En su mail me preguntaba cuando supe yo que quería dar el pecho a Boliche, cuando sentí yo esa "llamada" y me resultó curiosa la pregunta porque yo nunca tuve claro que quería dar de mamar a mi hijo hasta que me vi apunto de perder la "conexión telefónica"

Me explico.
Digamos que mis contactos con la lactancia se basaban en las 3 experiencias más cercanas que tengo.

- La primera, mi madre, no tuvo mucho éxito con la lactancia con ninguno de sus tres hijos.
A mis hermanos porque comían demasiado y "la leche no les alimentaba" (falso) y a mí porque se lo recomendó el dermatólogo cuando le dio un brote de psoriasis (igual que me pasó a mí).

- La segunda, una de mis primas. Tuvo a su primer hijo hace 5 años y sus inicios fueron buenos pero dolorosos. Aunque por la distancia tampoco pude vivirlo con detalle.

- Y la tercera, diez meses antes de nacer Boliche, mi hermana que tuvo a su hijo y por problemas físicos no pudo dar de mamar a mi sobrino, aunque ella lo intentó.

Resultado: más bien poca idea. Yo tenía intención de dar de mamar a mi hijo pero no iba para nada convencida y además me daba pavor tener que pasar por los dolores por los que pasó mi prima.

Cuando empezaron las clases de preparación al parto, yo seguía sin tener las ideas claras.
Es más los comentarios que hacía mi matrona sobre la opción de no dar el pecho no eran precisamente muy agradables. Algo que no veía muy bien, sobre todo de cara a lo mal que lo había pasado mi hermana por no poder dar el pecho.
Por lo que nunca comenté con la matrona mis dudas ni mis sentimientos al respecto.

A día de hoy, después de haber vivido mi propia experiencia y de conocer la forma de proceder de otras asesoras que dan información y buscan el éxito de la lactancia para la mamá y el bebé dejando las culpas y los reproches innecesarios atrás, estoy convencida de que para que funcione la lactancia hacen falta varias cosas, entre ellas, información, apoyo, empatía y suerte.

¿Suerte? , sí, suerte, porque hasta para dar con la gente adecuada hay que tener suerte.
Y yo en eso tampoco la tuve.

Mis días en el hospital fueron relativamente buenos. No me dolía el pecho cuando mamaba Boliche pero al llegar a casa la cosa cambió y empezaron los dolores.
La teta al aire, la leche en los pezones, el Purelán por kilos..., aquello no funcionaba y para el día de Reyes ya tenía mi primera herida de guerra. Un agujerito en un pezón por el cual salía más sangre que leche.

Con la suerte dándome el culo, que no la espalda, mi matrona no pudo ayudarme porque estaba de vacaciones y ya sabemos todos el sistema de sustituciones que tiene la Seguridad Social..., ninguno. Así que lo siguiente que pensé fue en preguntar a todas las amigas que habían tenido niños recientemente para ver si me podían echar un cable. Y la respuesta mayoritaria fue, "mejor quítale la teta y dale el biberón". Vaya ayudantas me había buscado!

Y yo sola, sin tener ni puta idea de que hacer con mi dolores, con Boliche llorando porque quería mamar y yo intentando retrasarlo, con mi super mega chachi libreta donde apuntaba a qué hora, cuanto tiempo había comido y de qué pecho... con este panorama en casa se me ocurrió la brillante idea de llamar a las de la La Liga de la leche...

Durante una semana estuve llamando a 4 asesoras de la Liga en diferentes horarios, dejando recados en sus contestadores, ¿para qué?, para nada porque ni una sola me devolvió la llamada.
Que puedo decir de ellas..., pues nada bueno así que mejor me guardo para mi misma todo lo que pensé sobre ellas en esos días en los que yo estaba sola, asustada y necesitada de ayuda.

Que no es culpa de ellas que mi lactancia fuera un desastre?, por su puesto no, pero que la ayuda que me brindaron a mí brilló por su ausencia eso sí que sí y para mí que en esos momentos que estaba tan desesperada... es imperdonable.

Con esto no quiero decir que acudir a los grupos de lactancia sea una pérdida de tiempo, ni mucho menos. Todo lo contrario, son un apoyo inestimable, pero para que la suerte sea un factor que apenas tenga importancia en el juego, mi consejo es que se haga una toma de contacto previa al nacimiento del bebé.
Para conocerse, para ver si lo que nos cuentan y como lo hacen nos da confianza y seguridad.
Para sentirse cómoda entre ellas, y porque además, las dudas surgen antes, durante y después.
Pero sobre todo, para conocer el pilar donde una se va apoyar durante esa etapa tan importante para algunas mamás como es la lactancia.
Poder contar con un grupo de apoyo eficiente en el que confíes, bajo mi punto de vista es ya un 50% de garantías de éxito en la lactancia. Y eso un porcentaje muy elevado.

Yo que no conté con ello, tuve que compensarlo con algo de lo que a día de hoy me siento orgullosa, mi cabezonería.
Y no me lo pusieron fácil, porque salí del hospital con chupete y biberón de apoyo porque Boliche perdió durante los días que estuvimos allí 500 grs, que no es moco de pavo, pero mi pediatra, que tampoco me pudo ayudar mucho con el tema de los dolores al dar de mamar, sí me dio el empujón para tirarme de cabeza con la lactancia exclusiva.

- Quítale el biberón de apoyo.
- Comooooo? pero si toma 90 ml al día.
- Da igual.
- Y si tiene hambre?
- La tendrá, así que le tendrás que poner más al pecho.

Y así fue, mamó más y más me dolió, claro, pero como "no hay mal que cien años dure..." ( y como diría mi güela, "...ni cabrón que lo resista"), una vez pasado el primer mes, la lactancia parece que comenzó a mirarnos con ojos piadosos.
¿Por qué algo que se lleva haciendo miles de años se me iba a resistir a mí?, pues no lo sé, pero el caso es que así era y eso me tocaba bastante las narices.

¿Cuando me di yo cuenta de que quería dar de mamar a mi hijo?¿cuando sentí yo la llamada de la teta?
Cuando pese a los dolores me parecía algo increíble, pero sobre todo cuando vi que la aquello se torcía y corría el riesgo de perderlo. Me tocó la fibra...

Muchas veces no nos damos cuenta de que queremos algo hasta que lo perdemos, por suerte, yo me di cuenta cuando estaba a punto de perderlo.

Y que mejor manera de hacer mi pequeño homenaje a la Semana Mundial de la lactancia que contando mi historia y animando a todas las mamás y sobre todo futuras mamás, a que se animen a contactar con un grupo de asesoramiento y apoyo a la lactancia.
Un grupo en el que se sientan escuchadas, respetadas, comprendidas, apoyadas y sobre todo asesoradas.
Que nuestra desinformación no sea un factor más contra el que luchar, ahorremos fuerzas para luchar contra la desinformación de todos los demás. Que con eso ya tendremos entretenimiento.



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