"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Caótico septiembre

Que mal llevo estas épocas de acoplamiento post vacacional. Me siento desubicada.
Y todo porque para mí las vacaciones no acaban hasta que no acaban las fiestas del pueblo. Aunque ya esté trabajando.

Nos pasamos el día yendo y viniendo del pueblo así que claro no tengo tiempo para organizar la casa, ni na’ de na’.
Los horarios todavía son muy irregulares, comemos tarde, nos acostamos tarde, nos levantamos temprano y Boliche va de oca en oca y tiro porque me toca.

Dormimos en casa de mis padres pero cuando se despierta y desayuna, le viste mi madre y pa’ la calle con mis suegros. Le dan de comer e intentan que duerma la siesta.
Y nosotros mientras hacemos el Paris-Dakar 2 veces al día.

Con todo este jaleo, no sabíamos si llevar a Boliche a la escuela o no. Teniendo en cuenta que la próxima semana no irá ni jueves, ni viernes, ni el lunes siguiente porque tenemos vacaciones (para las fiestas). Yo creo que llevarle un par de días durante 2 horas para luego estar otros cinco días sin ir, pues como que no le veo sentido.
El tema es que el miércoles ya son fiestas y yo no quiero dejarle allí porque sé que le va a “medio-fastidiar” el día a mi suegra y a mi madre.

Es el día de la Patrona y después de la misa todo el pueblo se va de bar en bar (sólo hay dos) hasta las cinco o las seis de la tarde. Las cervecitas y los aperitivos son el único avituallamiento mientras bailas sin parar detrás de los dulzaineros.

Dicho así puede parecer algo sin sentido pero os aseguro que es la leche.
Para mi es el mejor día junto con el encierro por el campo. Me lo paso como los enanos.

El último año que lo disfrute de lo lindo, porque todavía podía beber (no estaba embarazada), 4 amigas mías y yo acabamos con unas hamacas de playa en mitad de la plaza del pueblo cantando a voz en grito, subiéndonos al pátrol de la Guardia Civil (sí, tenemos debilidad por la Benemérita) y diciendo paridas desde el megáfono del pátrol a todo el que pasaba por allí.
Yo acabé pidiéndole la absolución de los pecados al cura del pueblo, el cual desde aquel entonces me mira con recelo hasta tal punto que creí que se negaría a bautizar a Boliche.
Creo que os podéis hacer una idea de cómo nos lo pasamos, ¿verdad?.
Claro, ahora con Boliche la cosa cambia.
Como este año no vamos a estar y casi lo prefiero porque la lucha por ver quien se quedaba en casa con Boliche podría haber sido encarnizada, pues claro no sabemos que hacer con el nenu.
Igual se lo lleva mi esposísimo al trabajo pero no es seguro. Un lío.

Después de las fiestas, con el cuerpo totalmente destrozado, tenemos que superar la vuelta al cole y al trabajo pensando que hasta navidades no volvemos a catar las vacaciones.

Me he vuelto a acostumbrar a tener a Boliche casi todo el día conmigo. Viviendo en una anarquía anti-horarios total.
Sin guerras por acostarse a tal hora, sin lloros por levantarse a cual hora.Viviendo el día a día según demandaban las necesidades del cuerpo.
Estamos en un estado salvaje total.

Ya tengo ganas de volver a la controlada rutina, con horarios civilizados y actividades más relajadas. Igual de maravillosas pero más relajadas.

Quiero guardar las maletas de una santa vez y no tenerlas por casa obstaculizando el paso, que parecemos los de humor amarillo saltando por encima de ellas. Pero es que no hemos parado de un sitio a otro. No me extraña que se me hayan pasado volando.

Lo hemos pasado genial. Sobre todo por ver como Boliche ha disfrutado a más no poder. En una ciudad nueva con unos parques chulísimos, los aviones, los trenes, los barcos. En la playa, con los abuelos, los primos, las vacas, los caballos.

Ha sido maravilloso ver como jugaba, descubría, exploraba. Como reaccionaba frente a las situaciones que se le planteaban. Como se relacionaba con otros niños que no conocía e incluso que no hablaban su propio idioma.
Las disputas sobre la propiedad de los juguetes, eran continuas. Su frase favorita es: “Eto e míííííííííoooo” y la nuestra: “nene, hay que compartir” (además de: “nene, bájate de ahí que te vas a abrir la crisma”).

Han sido unas vacaciones muy intensas y paradójicamente, ahora toca descansar. Buscar la mochila de Boliche y mis pinturas porque de este año no pasa. Necesito volver a mis clases de pintura, a mis ratos de cocina entre tartas y galletas. A descargar las fotos de las vacaciones para poder dejar constancia de ellas en el blog, antes de que se me empiecen a olvidar algunos detalles. A ponerme a plan porque me he puesto como una gochina con tanta jornada gastrónomicas, a ponerme al día con la casa y unas cuantas cosas más.
Pero estoy un poco aturdida con tanta idea en la cabeza. No se por donde empezar. Sí, ya lo sé, por el principio, ¡que jodía!.
Necesito encontrar un extremo del cordel para saber por donde empezar a tirar y deshacer la madeja de cosas que tengo pendiente.

Me he hecho una lista con lo que tengo que hacer pero sólo de mirarla ya me siento agotada, empiezo a sudar y me dan taquicardias. Ja!

Como diría Escarlata O’Hara, “Ahora no puedo pensar, ya pensaré mañana”.