"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

lunes, 31 de mayo de 2010

El lado oscuro

Lo que yo hace unos años consideraría dormir fatal en la actualidad se ha convertido en dormir como una bendita.
Es posible que penséis que soy una pesada, siempre con el mismo tema. Pero es que dormir de la manera que yo lo hago es casi… inhumano?

Para mi, dormir 4 horas seguidas es la bomba. El boliche tiene rachas buenas que se despierta sólo 3 veces por la noche y rachas malas que se despierta 7 u 8.

Estos días estamos atravesando una racha de las malas.
No se si serán los dientes o que, pero se despierta cada dos por tres. A veces incluso durante una hora se despierta cada 5 o 10 minutos. Bueno en realidad ni siquiera se despierta o al menos no abre los ojos pero se pone a lloriquear y a llamarme y claro yo no pego ojo en toda la noche.

Así que después de varios días así os podéis hacer una idea de cómo está mi cuerpo serrano. Y mi humor.
Menos mal que los enanos son más listos que el hambre y saben como calmar la tempestad.
Nada mejor que una caricia y un “ba-pa” (guapa) para arreglar medianamente bien mi cuerpo dolorido y mi agotada cabeza.

Después de dejar al boliche en la guardería he cogido el metro para dirigirme al trabajo.

Voy casi arrastrando los pies. Me voy a sentar a esperar que venga. Me acabo de sentar y veo que ya viene. Ays, otra vez arriba. Voy a ver si dentro hay algún asiento libre. Si, al fondo. Me voy a agarrar porque al final besaré el suelo otra vez como diría Luz Casal. Ya está el señorito que no le gusta poner la mochila en el suelo y prefiera que su amada bolsa ocupe un asiento para que esté más cómoda, no vaya a ser que le de una baja de tensión y se le aflojen las cremalleras. Me pongo delante de él. No hace falta que le diga nada, cuando me ve la cara de perro que llevo quita la mochila y masculla un perdón al cuello de la camisa. Que hago?, saco el libro?. No. No me apetece pensar. Romeo está tirado por el suelo lloriqueando como una nena porque le han desterrado y no podrá ver más a su amada Julieta. Menudo imbecil. Y pa’ que coño matas a su primo, gilipollas!. Además, hace dos días estaba igual de ñoño llorando por las esquinas pero porque Rosalía no le hacía ni puñetero caso y de un día para otro, zas!, ahora por la que no puede vivir es por Julieta. Mal asunto, darling. Demasiado enamoradizo te ha salido el pretendiente.
Cierro los ojos, los vuelvo a abrir. No los cierres que te quedas sopa y apareces en las cocheras. Llega mi estación, me bajo. Me empujan. Ggggrrrrrr. Me voy hacia la salida. Salgo por los tornos. No lo dudo y voy a derecha al ascensor. Veo como una vieja asquerosa está pulsando el botón de cerrar puertas como una loca para que no pase nadie más y suba ya el ascensor. Cuando llego ya no se abren las puertas y me parece adivinar una sonrisilla triunfal en la cara de vieja. Ggggrrrrrr. Me quedo junto a la puerta. Espero. Un viejete me hace señas para que pulse el botón de llamada y le hago una seña con la cabeza para que entienda que ya está llamado. No se me ponga nervioso. Nos metemos quince sardinas en la lata. El viejete se pone a mi lado. Me esta mirando, seguramente las tetas. Me da dos toques con el dedo en el brazo y me dice: cuando yo era joven subía las escaleras del metro de dos en dos, pero la juventud…


-Clic!-

Noto como el lado oscuro me posee. Me empieza a salir la espuma por la boca, los músculos de mi cuerpo se tensan, le cojo por las solapas de la chaqueta y en un rápido movimiento le empotro contra la pared del ascensor y empiezo a ladrar mientras las gotas de sudor corren por mi cara. Me importa tres cojones como subiera usted las escaleras cuando era joven!, acaso le he preguntado?, sabe usted que llevo casi tres días durmiendo apenas nada y que gracias a unas malditas pastillas me duelen los músculos tanto que casi no puedo coger a mi hijo al brazo. Y haga usted el favor de dejar de mirarme las tetas, cerdo!.

-Clic!-

... pero la juventud de hoy en día no vale para nada…bla bla bla. Y lo único que atino a decirle es: pues me alegro, señor, me alegro por usted.
Se abren las puertas y sigo arrastrando los pies hasta la oficina.

Necesito descansar. Necesito la playa. Necesito vacaciones.

Feliz semana.

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viernes, 28 de mayo de 2010

El infierno del primer mes

Hace un par de semanas una amiga mía a la que quiero mucho dio a luz a su primer hijo. El parto fue todo lo que cualquier madre desea para si misma llegado el gran momento. Empezaron las contracciones en casa, cuando las tenía cada 5 minutos se fue al hospital y 2 horas y media después el pequeño bebito ya estaba encima de su mamá intentando engancharse a la teta. Para la mamá un par de puntos y listo.

Que maravilla, yo si tengo otro boliche me pido un parto así, eso desde luego.

Hablé con ella por teléfono y la encontré estupenda. Le dije que no iría al hospital porque no quería molestar pero que si me necesitaba me llamara.
Estaba súper tranquila. Le pregunté si lloraba mucho y me dijo que de momento nada.

Y pensareis que vaya cosas que pregunto pero es que la conozco y es tan llorona como yo y como se revolucionan tanto las hormonas en esos momentos pues suele ser normal que algún día lo tengas mas regularcillo y se te escapa alguna lagrimilla que otra.
Bueno yo tuve varios días de esos, además como me intentaba aguantar pues todavía se me acumulaba más y el nudo en la garganta cada día se me hacía más grande.

Pasados tres días del parto y como todo estaba en orden, le dieron el alta y por la tarde se marcharon a casa los tres juntitos, en amor y compañía.

Preparé un montón de mis súper galletas de chocolate, porque a mi amiga le encanta el chocolate y quería llevarle algo que no fueran los típicos bombones.
Y con unos regalitos para el bebito, las galletas y una pastilla del jabón que hace mi madre, me fui a su casa a conocer al nuevo miembro de la familia.

Oh! Que monada, tan chiquitito, tan dormidito, tan guapo (de verdad). Que tierno, me recordaba a mi bolichín cuando nació, aunque el mío pesaba casi 1 kg más.

En ese momento me venían a la memoria tantos recuerdos que me entraban ganas de llorar. Manda narices, que la madre esté tan serena y yo sea tan blandengue. Ains, que rabia me da eso a veces. Pero es que lo he heredado de mi madre, que es igual de llorona que yo.

Recuerdo que sobre todo a última hora de la tarde me entraba una angustia en el cuerpo horrible. Me sentía desamparada. Mi esposísimo, el pobre, intentaba animarme pero como yo sabía que el estaba tan perdido como yo en el tema, pues poco podía hacer el hombre.

Realmente el primer mes fue muy duro. Me dolía el pecho muchísimo, el boliche quería estar todo el día enganchado a él. Mi matrona estaba de vacaciones, que oportuna, y no tenía a nadie que me explicara que es lo que estaba haciendo mal. Para menos ayuda, el boliche era un llorón (maldito celador!) y lo de dormir, encima de mi bien, pero en la cuna ni de coña. Parecía que había cuchillos y cuando le intentaba acostar se ponía a llorar y a gritar como un poseso.
Si el Estivill ese hubiese sido mi vecino, jamás hubiese escrito el librito famoso. Hubiera venido a mi casa y me hubiera rogado que cogiera al niño para que se callara ya. Que cachondo…
Mi amiga me empezó a hacer preguntas de cómo podía hacer esto o lo otro y yo me puse en modo MEMORIA para explicarle todo lo que yo hacía, siempre advirtiéndola que lo que yo hacía era lo que al boliche le iba bien pero que eso no quiere decir que a su pequeño le fuera bien de la misma manera.
Cada niño es un mundo y poco a poco tienen que empezar a conocerse mutuamente. El único consejo que le di fue que no hiciera ni puñetero caso a nadie. Incluida yo. Porque muchas veces nos ponemos pesados y pretendemos que se hagan las cosas como nosotros creemos correcto pero eso no quiere decir que llevemos siempre la razón. Le dije: tú di a todo que si y luego haz lo que tú creas conveniente.

Nos despedimos y le dije que me llamara para cualquier cosa y a la hora que fuera.

En el camino devuelta a casa iba contenta por ver que mi amiga estaba muy bien y muy tranquila. Pensé que estaba claro que todos asimilamos las cosas de forma diferente. Y a lo mejor el hecho de tener un parto tan fácil le había ayudado.

Al día siguiente por la tarde me llaman al móvil. Era mi amiga.

Me pregunta que cuando yo bañaba al boliche que como lo hacía, con que jabón y si usaba esponja. Le explico como lo hacía yo y le aconsejo que le seque muy bien los pliegues de la piel para que no se le irrite las zonas de ingles, axilas, etc.
Mientras se lo estoy explicando noto un ruido raro, le pregunto si está bien y rompe a llorar como una magdalena.
Pobrecilla, que pena me dio. Me decía que era una inútil, que no iba a saber hacer nada, que su pareja le preguntaba cosas y ella no sabía contestarle como debían hacer con el niño. En ese momento me vi a mi misma hacía 17 meses.
Viéndolo desde este instante me parece hasta gracioso las tonterías por las que nos agobiamos pero en ese momento te parece un mundo todo.
Así que la animé todo lo que pude y le dije que era normal que se sintiera así porque todas (o casi todas) pasamos por esos momentos flojos. Que no pasa nada y que lo va a hacer muy bien, sobre todo porque quiere mucho a su bebé y eso es lo más importante.

Yo le echo la culpa de todo a las hormonas, que son un poco cabronas y nos dejan tan tocadas que nos hacen dudar hasta de nuestro nombre.
Pero la verdad es que lo tenemos que pasar y punto. Si tienes apoyo mejor y si no lo tienes pues le echas un par de huevos y lo pasas como puedes, que han pasado miles de años y la raza no se ha extinguido todavía aunque cualquier día volemos por los aires.

Ya han pasado 15 días y mi querida amiga está muy bien. Todavía tiene sus momentos pero están aprendiendo a disfrutar lo bueno y sobrellevar lo malo.

Está claro que todo forma parte de la maternidad. Pero pasarlo, hay que pasarlo.

P.D.: Buen fin de semana a todos.

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miércoles, 26 de mayo de 2010

Profesor de (mala) educación vial

Venía yo tan tranquila esta mañana al trabajo, cuando me paro en un semáforo y mientras que esperaba que se abriera el disco (como dice mi padre) estaba yo pensando en todo lo que necesito comprar para hacerle una tarta al padre de mi esposísimo, osease mi suegro.

Ha sido su cumple esta semana pero lo vamos a celebrar el fin de semana. Me ha costado mogollón encontrar un ingrediente que se llama Cremor Tártaro y que se supone que no es tan complicado de localizar.
Al parecer lo venden en las farmacias y/o en las droguerías. Pero claro como somos tan modernos, pues las droguerías de antes ahora son perfumerías que sólo venden perfumes, geles, cremas y mata mosquitos…
¿Donde han quedado las tiendas de toda la vida?, esas del mostrador de madera vieja con olor a potingues raros, esencias, ceras y alcoholes.

Bueno el caso es que ya lo he encontrado. Después de dar mil vueltas por internet, claro, porque mi farmacéutico me ha mirado con cara de “aquienquieresenvenenar” cuando se lo he pedido.

Madre mía como me enrrollo, el caso es que iba yo tan inmersa en mis pensamientos que no me di cuenta de que un coche estaba parado en el carril de la derecha con las luces de emergencia puestas. Parece que estaba esperando a alguien pero tampoco estoy muy segura.

Cuando de repente me pego un susto de la leche porque el coche que se colocó detrás de él empieza a pitar como un energúmeno.
El coche parado estaba a medio metro de mí y el otro detrás. Me he sobresaltado porque he pensado que igual era yo la que estaba haciendo algo mal. No sé, igual estaba en la carretera sin darme cuenta en vez de en la acera.

A veces voy tan ensimismada con mis cavilaciones que no me doy cuenta de las cosas. Incluso alguna vez me he puesto a cruzar una calle sin mirar ni siquiera el semáforo. Pero gracias a dios esto ha pasado muy pocas veces.

El tema es que me he quedado muy sorprendida cuando he visto que el coche que estaba detrás era un coche de autoescuela. Mientras hacia la maniobra de adelantar al coche estacionado veo que el que pitaba era el profesor, no el alumno y que además ha sacado medio cuerpo por la ventanilla para gritarle, literalmente:

Que haces gilipollaaaas!!!, no ves que ahí no puedes parar, tonto los cojones!!!!

No es que me sorprenda de los insultos, entre otras cosas porque yo tengo que reconocer que a veces pierdo los papeles en el coche, sobre todo cuando algún graciosill-o quiere pasarse de listo cuando ve que la que va en el coche de al lado es una tía. Y entonces empiezo a sacar la Belén Esteban que llevo dentro.
Lo que verdaderamente me ha dejado de piedra es que sea un “profesor” de autoescuela el que en plena clase de conducir demuestre una actitud tan poco educativa. ¿O es que ahora también se imparten clases prácticas de insultos en circulación?.

Yo me las debí perder, pero como soy autodidacta…

Ya fuera de broma, tengo que decir que me ha parecido fatal. Qué narices le está enseñando a ese pobre alumno, que por cierto, llevaba una cara de bochorno que ni os cuento. Y no me extraña, yo me hubiera metido debajo de los pedales.
Mal comparado es como si un médico les explicara a sus alumnos como tratar un cáncer de pulmón en un bar con un cigarro en la boca. Pues como que no.

Lo peor de todo es que a mi lado había un abuelo que llevaba a su nieto al colegio. Un niño de unos 5 años que miraba la situación con la misma cara de perplejidad que yo y que su abuelo. ¡Menudo ejemplo!.

Realmente ¿era para tanto?. Seguro que todos hemos parado alguna vez en doble fila, ¿o no?

Además, no creo que sea bueno empezar el día con tanto estrés, tanto grito, tanto insulto, tanto negativismo, tanta agresividad.

Le pongo un negativo.

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lunes, 24 de mayo de 2010

VIVA LOS NOVIOS!!!

Después de la experiencia y de los consejos de mi querido Lobo, el sábado por la mañana decidí hacerme una lista con todo lo que pudiera necesitar para la boda que teníamos por la tarde.

- Body repuesto
- Pantalón repuesto
- Camisa repuesto
- Jersey repuesto
- Zapatillas repuesto
- Calcetines repuesto
- Pijama
- Mantita polar
- Comida boliche
- Teta… ah! No, que esa va de serie
- Manoletinas provoca ampollas
- Juguetes para el boliche

Tengo que reconocer que iba un poco acojonada temiéndome lo peor. No porque el boliche se fuera a portar mal, pero teniendo en cuenta que la cena empezaba a la hora en la que normalmente estamos leyendo el cuento de “Las cartas de Andrés” para acto seguido dormir al boliche pues tenía mis serias dudas sobre el desenlace final.

De nuestra parte llevábamos 3 horas de siesta (raro raro raro) y que también el primo de boliche, requete-boliche, 10 meses mayor, estaba presente en el acto festivo.

Hicimos el intento de sentarle en la trona para que cenara y allí aguantó justo lo que yo tardé en zamparme a 100 por hora las milhojas de noséque. Osea 60 segundos.
Y es que ya estaba retorciéndose en su asiento para tirarse cabeza en cualquier momento.
Me dieron ganas de ir a la cocina y decirle al jefe de cocina: ¿podría meterme en la turmix las milhojas, el sorbete, el cabrito y la tarta?, así me puedo tomar el batido-mejunje tranquilamente mientras persigo a boliche y requete-boliche por el jardín…ah! No se olvide de regarlo un poco con la sidra del brindis, please!

Así que entre una servidora (“si es lo que parece” esto va por ti, yo también digo una servidora), mi esposísimo, y la abuela de boliche…de oca en oca y tiro porque me toca!. Ahora comes tú. Ahora como yo.
Pero bueno en general estuvo bastante bien. No hubo ningún incidente extraño digno de mención. Obviando el hecho de que se me rompió el tacón de un zapato y ahí salieron al quite las manoletinas provoca ampollas al rescate.

Cuando acabamos la cena salimos a la terraza a tirarnos por el suelo, LA TETA REINA incluida, y estuvimos bailando y jugando con los nenes que aguantaron como unos campeones hasta la 1 de la madrugada que tocó retirada.
Así que la experiencia no fue del todo mal. Pero te das cuenta, que las bodas no son el mejor sitio para llevarte al baby, sobre todo si son por la noche. Pero cuando no hay otro remedio…, pues nada, ropa de repuesto y al ataque!!!!

La boda en general fue bastante tranquila, no éramos muchos y daba un poco igual porque no conocíamos al 98% de los asistentes. Pero no importa, el novio es un gran amigo de esos de la infancia a los que quieres como si fueran de tu familia y que aunque casi no veas te da igual porque siempre lo llevas en el corazón y cuando te ves puedes hablar con él con la misma confianza como si os hubierais visto hace 2 días.

Me da mucha pena perder el contacto con gente a la que quiero, pero cuando por circunstancias conoces a muchas gente, como es mi caso, es imposible mantener la misma relación de apego con todos. El tiempo no te deja.
Cada uno toma caminos diferentes que a veces se cruzan y a veces no. Pero siempre procuro llevarlos en mi corazón y mis recuerdos.

Querido amigo, espero que seas muy feliz. Te lo mereces.


P.D: Cada vez que gritaban como posesos !!!viva los novios!!!, el boliche se pegaba unos sustos que pa’ que os cuento. Y me acordaba de Lobo, como para que no se despertara el nene…

P.D II: hoy me estoy comiendo todas las chuches que venían en el cucurucho de regalo del boliche y que él, lógicamente, no se puede comer. Adiós operación bikini…

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viernes, 21 de mayo de 2010

CON LAS MANOS EN LA MASA (receta galletas)


Bueno en comentarios y por mensajes me han llegado algunas peticiones de la receta de las galletas. Así que aquí os la dejo para que podáis hacerlas y sobre todo disfrutarlas. Son muy fáciles y están...mmmmmm, buenísimas.

Galletas americanas (me niego a decir cookies choco chips, ups! ya lo he dicho)

INGREDIENTES

125 grs de azúcar morena
70 grs de azúcar blanca
230 grs de harina
1 cucharadita (moka) de esencia de vainilla
1 huevo
110 grs de mantequilla a temperatura ambiente (1 hora fuera de la nevera)
1/2 sobre de levadura
1/2 tableta de chocolate (el mio era al 55% de cacao)


Manos a la obra:

Yo tengo una batidora de esas que bate ella misma pero la mano la tienes que mover tu...tiene las varillas de batir y otras de amasar.

En un bol ponemos los azúcares y la mantequilla y batimos hasta que estén totalmente mezcladas.
Agregamos el huevo y batimos hasta que se incorpore totalmente.
Añadimos la esencia de vainilla y volvemos a batir.

Cambiamos las varillas por las de amasar. Mezclamos la harina con la levadura y la pasamos por el tamiz o por un colador.
Vamos incorporando poco a poco la harina a la masa y amasamos con las varillas.

Picamos el chocolate o compramos una bolsa de trocitos de chocolate que viene la mitad de cantidad y cuesta el doble, eso es opcional.
Yo lo pico personalmente y voy haciendo la cata, ya me entendéis...

Añado la mitad de lo picado a la masa y vuelvo a mezclar con las varillas para que se repartan bien. La otra mitad la reservo.

Hacemos bolas del tamaño de albóndigas y las ponemos en la bandeja del horno al que ya le hemos puesto papel de hornear.
No aplastéis las bolas porque con el calor y como tienen bastante mantequilla se desparraman ellas solitas, así que no las pongáis muy juntas para que no se peguen.
Encima de las albóndigas de masa ponemos trozos de chocolate picado del que habíamos reservado.

Al final he picado otro poco de choco porque el boliche no para de pedir --, ya tiene la boca negra el jodío, es que le chifla el chocolate...

Las metemos al horno (previamente precalentado) a 180º durante 8 a 12 minutos. Depende de como os guste el tostado. Como haréis varias tandas pues vais probando con los tiempos.

Las sacáis con cuidado porque salen algo blandas las ponéis en una rejilla para que se enfríen.

Una vez frías estarán super crujientes.

De un tamaño mediano a mi salen unas 25 aproximadamente, que duran lo que tarda mi hermano en descubrirlas y repartírselas con el boliche, 5 pa mi y 1 pa ti que eres mu pequeño...

Están de lujo..., siempre que vuelves a casaaaaa, me pillas en la cocinaaaaaaaa, embadurnada de harinaaaaaa y con las manos en la masaaaaaaaaaaaaaaaaa...

P.D: que paséis buen fin de semana.
P.D II: el martes pasado batimos nuevo record. 17 meses de teta!!!!. Felicidades boliche, que mayor te estás haciendo, snif snif!
P.D III: la foto del resultado la teneis en el post anterior.

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miércoles, 19 de mayo de 2010

Manoletinas y galletas de chocolate



Ayer tuve el primer contacto con el, tan esperado, verano. Resultado: 2 ampollas, una en cada pie.

Todos tenemos nuestras rarezas y una de las mías, entre otras muchas, es que me cuesta bastante adaptarme a los cambios de tiempo en cuanto al tema de la ropa-calzado se refiere.

Siempre me ha admirado esa gente que cuando llega marzo - abril y despuntan los primeros rayos de sol se calzan sus chanclas y sus camisetitas de tirantes y venga!, a la calle, mientras que yo llevo 1 camiseta interior en plan abuelilla, otra de manga larga, el jersey y el abrigo. Los guantes y la bufanda.

También tenemos la versión de las que no pueden vivir sin lucir su abrigo de piel y cuando llega septiembre las ves con todas la pieles encima y yo con las chanclas y el abanico dale que te pego.

Parece que siempre se quieren adelantar a algo. No sé a qué exactamente pero al final la sensación que tengo es que la que va mal y con retraso soy yo.


Como ayer hacía bastante calor decidí pasar por una zapatería y comprarme unas manoletinas fresquitas para empezar con esa etapa de transición que tanto me cuesta.

Me probé 2 o 3 modelos y me decidí por las más sencillas. En negro, que pega con todo (que básica soy coñe). Dudaba entre un número u otro y me dijo el dependiente:

Dep.: Llévate estas que son más cómodas
Yo: espero que no me hagan daño
Dep.: imposible, esto es comodísimo
Yo: ya, pero es que yo tengo los pies muy delicados.
Dep.: si pero esto no te puede hacer daño por ningún sitio.


Bueno pues nada chica, con tanta seguridad te lo dice que cualquiera le lleva la contraria. Pagué y ni corta ni perezosa le dije que no me diera la caja que me las iba a llevar puestas. Ole! mi niña. Ahí, arriesgando!

La madre que lo parió al dependiente!. 15 minutos con ellas y me hicieron una ampolla en el dedo meñique de cada pie. 15 minutos que me estuve acordando del dependiente y de toda su familia, claro.

Así que llegué al parque donde había quedado con mi esposísimo y mi boliche y me tuve que poner otra vez mis benditos calcetines y mis benditos zapatos de cordones.
Joooooooooooodeeeeeeeeeeeeeeeer!, pues empezamos bien el veranito.



---P.D: Para los aludidos que supieron esperar, ahí van mis galletas de chocolate al estilo americano. Siento el retraso y la presentación. Ya sé que la foto no es muy buena, es lo que tiene hacer las cosas deprisa y corriendo y a lo cutre. Espero que me sepáis perdonar.




QUE APROVECHE!
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lunes, 17 de mayo de 2010

Peor el remedio que la enfermedad


Estoy un poco hecha polvo y me jode de sobremanera empezar así la semana porque pienso en lo que me queda todavía por delante y todavía me entra más flojera.

El viernes os hablaba de una frase que dice muchas veces una tía-abuela mía sobre los hombre y hoy voy a hablar de una frase muy popular que estoy padeciendo en primera persona.

Seguro que habéis dicho u oído mil veces la expresión “ es peor el remedio que la enfermedad”, pues eso es tan real como la vida misma.

Resulta que tengo un problemilla en la piel y hace 2 o 3 meses estuve bastante jodida con él. Tanto que me tuve que ir a urgencias porque tenía tanto picor, entre otras cosas, que me daban ganas de arrancarme la piel a tiras. Era un picor en toda regla, de ese que te desespera y que no puedes parar de rascarte pero que claro, cuanto más te rascas peor.
Si si, si eso ya lo se pero mi cerebro iba por libre, yo intentaba no rascarme pero mis manos no me obedecían. La piel me dolía. La piel de todo el cuerpo. Ni siquiera me podía sentar. Estaba tan desesperada que incluso sufrí un ataque de ansiedad.
Me fui corriendo al médico de cabecera y cuando me vio se echó las manos a la cabeza y me mandó de urgencias al hospital.
El caso es que tuve suerte y me vió una dermatóloga que tiene muy buena fama. Después de pruebas, análisis, fotos y vueltas por los pasillos me recetó unas pastillas que se utilizan para los enfermos transplantados para que no rechacen los órganos.
Como algunos os imaginareis, la enfermedad que tengo es auto inmune, así que se trata de bajarme las defensas para que mi cuerpo deje de atacarme.
Después de informarnos con la dermatóloga y el Hospital de Denia sobre los posibles efectos que pudiera tener sobre la lactancia, comencé el tratamiento sin problemas.

Después de varias semanas empecé a experimentar bastantes dolores musculares. Según van pasando los días me encuentro peor. El brazo izquierdo me duele bastante. Es un dolor constante, no consigo que me descanse ni en la cama. Pero ha empezado a afectarme a otras partes del cuerpo como la espalda, el cuello, las piernas.
Se me han empezado a inflamar las encías y ayer se sumaron los dolores articulares. Me dolían las rodillas cuando subía las escaleras de casa de mis suegros y tenía que ir apoyándome para no forzarlas. Joder, parezco una vieja!, por no hablar del mostacho que me ha salido. Que parezco a la Frida Kahlo, coño! .
Ha llegado un momento que he dicho esto no puede seguir así. Pero que narices me está pasando?.
Empecé a pensar que tenían algo que ver las malditas pastillas que me estoy tomando. Cogí el prospecto, perdón rectifico, el libretto porque tiene portada y todo, y me puse a leer. Ya cuando vi como era me empecé a acojonar. Lo normal es que sea una hoja blanca doblada en mil pliegues que te dice cuatro cosillas y poco más. Pero esta no.
Es un libro, tiene 12 hojas exactamente, más las tapas. Cuando he llegado a los posibles efectos adversos, casi me caigo de culo. Hay un cuadro de las probabilidades que tienes de acabar más jodida de lo que ya estabas.

*Muy frecuentes (pueden afectar a más de 1 de cada 10 pacientes):
alteración del correcto funcionamiento de los riñones, presión sanguínea elevada, temblor, dolor de cabeza, exceso de lípidos en sangre (por ejemplo colesterol).

*Frecuentes (pueden afectar entre 1 y 10 de cada 100 pacientes):
alteración del correcto funcionamiento del hígado, sensación anormal de la sensibilidad en general, pérdida de apetito, náusea, vómitos, dolor abdominal, diarrea, hinchazón de las encías, exceso de ácido úrico en sangre, exceso de potasio en sangre, disminución de magnesio en sangre, calambres musculares, dolor muscular, más vello en el cuerpo o cara del habitual, cansancio.

*Poco frecuentes (pueden afectar entre 1 y 10 de cada 1.000 pacientes):
convulsiones, confusión, desorientación, capacidad de respuesta disminuida, agitación, falta de sueño, alteraciones de la visión, pérdida de visión, estado de inconsciencia, parálisis incompleta, falta de coordinación, anemia moderada, disminución del número de plaquetas, erupciones de la piel, hinchazón y aumento de peso.

*Raras (pueden afectar entre 1 y 10 de cada 10.000 pacientes):
afectación de los nervios motores, inflamación del páncreas, aumento excesivo de azúcar en sangre, debilidad muscular, enfermedad muscular, alteración menstrual y aumento de las mamas en el hombre.

*Muy raras (pueden afectar a menos de 1 de cada 10.000 pacientes):
inflamación en el fondo del ojo que puede estar asociada con un incremento en la presión dentro de la cabeza (hipertensión intracraneal benigna) y deterioro visual.

Vamos que después de leer todo esto dices, si no tenía la tensión alta seguro que ahora la tengo dando saltos mortales con doble tirabuzón.
Y yo me pregunto, si yo que soy una persona sana me afecta de esta manera, como afectará a los enfermos que han sido transplantados y suelen estar más delicados?.
Voy a ver si consigo localizar a la súper-médica a ver que me dice porque creo que esto va a acabar conmigo.

Teniendo en cuenta que desde que sufrí el brote más severo hasta que empecé este tratamiento pasaron varias semanas y entretanto me mandó unos corticoides que mejoraron notablemente mi estado, ahora no sé si me compensa seguir con estas pastillas mata-ratas.

Conclusión: Realmente es cierto que hay veces que es mucho peor el remedio que la enfermedad.

viernes, 14 de mayo de 2010

Marcando el territorio

Me encanta ir a Asturias. Antes iba cada mes y medio, pero desde que nació el boliche voy sólo 3 veces al año. Y me resulta muy duro. Allí me relajo y cargo las pilas, así que lo echo en falta muchísimo.
Me encanta cuando nos juntamos en casa de mis güelos toda la familia. Como somos tantos siempre hay 6 o 7 por casa y un montón de crios. Como diría mi dermatólogo: “ igual que los gitanos”.

Una hermana de mi abuelo, mu’ salá ella, siempre que hablamos de los hombres, cuando nos juntamos las mujeres y acabamos poniéndoles verdes, dice la siguiente frase:

“LOS HOMBRES SON TODOS IGUALES, TODOS MEAN CONTRA LA PARED”

Yo me muero de risa con ella. Tiene 97 años y ya quisiera yo tener su vitalidad. Sube las cuestas que llevan a casa de mi güela a 100 km/hora y encima cargada de bolsas, mientras los demás la seguimos a 10 metros con la lengua fuera.
Un día de estos haré una entrada de ella porque es digna de mención.

Pues ayer me acordé de ella y de su célebre frase, una vez más. Pero no os penséis que fue por algo que hizo mi esposísimo, no. Aunque es verdad que normalmente es él el que las lía, esta vez es el boliche quien protagoniza la entrada de hoy.

Era por la tarde y tocaba la hora del baño, pero el bolichín se había hecho “cacuni” (como dice “Anino”(padrino)) y me lo llevé a su habitación para cambiarle.
Como hacía calor en casa, le desnudé allí y le puse en pelotillas en el suelo y le dije: venga nene, al agua patos.
El rey de la selva empezó a corretear por casa como loco, ¡que libertad!, pensaría él. Estaba súper contento y como prueba de ello dejo varias muestras en las paredes de casa. Yo estaba preparando el agua cuando salgo a por el y le veo en plena faena. Marcando el territorio. Y se partía de risa el jodío!

Bolicheeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!

Estaba frente a la pared, cual hermosa figura del manneken pis pero sin sujetársela, claro. Mirando como la colilla hacía pis.
Me mira y dice: tas-tá! (ya está) y yo intentando regañarle pero me tenía que dar la vuelta para que no viera que me estaba poniendo morada de la risa.
Soy consciente y no le paso ni una. Debe aprender lo que está bien y lo que está mal, pero en el fondo de mi ser yo me parto de risa con esas cosas. Siempre me han gustado esas tratadas. Dice mi madre que mi hermano y yo éramos “más finos que el coral” y la liábamos cada 2X3. Será por eso que me hace tanta gracia.

Ay!, tía Q., que razón tienes. Todos los hombres mean contra la pared, aunque tú lo digas en otro sentido.

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P.D: A los que ya sabéis, las galletas de choco os las mando el lunes... ;-)))
P.D 2: Que paséis todos buen fin de semana!

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jueves, 13 de mayo de 2010

El capital que nunca quiebra

Para estos días de crisis

El corazón de una madre es el capital que nunca quiebra, y con el cual se puede contar siempre y en todo tiempo con toda seguridad.

Autor: Montegazza

A ver si me pongo las pilas con los post..., es que el parto me ha dejado exhausta!


P.D: Mi pequeño homenaje: Aupa Atleti!

miércoles, 12 de mayo de 2010

PARTO Y POSTPARTO, parte VII (final)




Y fueron felices y comieron ...bocadillo de jamón "pata negra"



Era una sala grande, había muchas camas, no sabría decir exactamente, pero seguro que por lo menos había 15 o 20. La mayoría de la gente estaba despierta y todas eran mujeres. Un par de horas antes de irme llegó un hombre y le colocaron al final y tapado con unas cortinas.

Aquello me recordó cuando me operaron hace 7 u 8 años y me desperté en una sala como esa. A mi izquierda había un hombre que no hacía más que mirarme. Yo como estaba todavía colocadísima lo veía todo como una medio alucinación. Hasta que llegó un enfermera y me subió la sabana que tenía tapándome sólo medio cuerpo. Entonces caí en lo que estaba mirando el hombre. Mis tetas.
En ese momento me daba absolutamente todo igual. Y me hubiera dado igual estar totalmente desnuda. Estaba súper feliz, menudo colocón llevaba.
En ese momento que me encontraba bastante revuelta, recordé al tío asqueroso que me miraba las tetas sin disimulo y pensé. Joder que tío más repugnante, acaba de salir de una operación, seguro que no se sentiría muy allá y aun así tenía ganas de estar mirándome las tetas. Joder, algunos tíos son increíbles!.

Creo que dormí una hora y media en todo el tiempo que estuve en la REA.
Las enfermeras venían a comprobar la orina, la tensión, la temperatura, etc.
En cuanto pude, empecé a mover los pies y las piernas y además procuraba hacerlo descaradamente para que vieran los bien que estaba. Quería que me subieran a planta lo antes posible para ver al boliche.

Sobre las 12.00 dejaron pasar a mi esposísimo y a mi madre para que me vieran 10 minutos. Me dijeron que el bolichín estaba bien y que era muy guapo. Ah! Y que no tenía mucho pelo, justo como a mí me gustan. Peloncetes.
No sabían hasta que hora me tendrían allí. Me dieron un beso, me dijeron que durmiera un poco y allí me dejaron otra vez rodeada de gente pero a la vez muy sola.

Las horas pasaban y yo no hacía más que preguntar cuando me iban a subir a planta pero nadie me decía nada. Solo me decían duerme que te va a hacer falta.
Y yo que soy terca como una mula, hacía esfuerzos sobre humanos para no dormirme y que vieran que estaba perfectamente. Lista para irme.
De vez en cuando venía un médico me apretaba mucho la tripa, a veces tenía ganas de llorar del dolor pero me aguantaba y decía que casi no me dolía porque estaba muy bien. Lista para irme.
Seguían pasando las horas, eliminé muy bien la anestesia. Lista para irme. Lista para irme. ¡LISTA PARA IRME!

Empezaba a desesperarme. Cambiaron el turno y me dijeron que me llevarían a planta enseguida. Pero aun así me tuvieron 1 hora más.

Cuando por fin me subieron a la habitación. Yo estaba como loca por coger a mi hijo, pero no estaba allí. Seguía en el nido. Pero por qué?.
Estoy de acuerdo en que no me lo llevaran a la REA, aunque no en la cantidad de horas que me tuvieron allí innecesariamente. Pero que estuviera mi hijo en el nido estando su padre en la habitación me parece una locura. Por que tiene que estar sólo en el nido si su padre puede darle todo el calor que necesita y el amor necesario para aguantar la espera hasta que llegue su mamá.

Como todo te pilla de nuevas pues nada, haces el pardillo al máximo. Es más después de llevar media hora en la habitación y después de decirle a 2 enfermeras que me trajeran al niño. Tuve que ponerme borde y decirle a una enfermera que o me traían al niño o me tiraba de la cama y me iba a rastras a por él.
Tres minutos después me trajeron al boliche.

Había estado 8 largas horas separada de él. Se me hicieron eternas. Sin duda alguna lo pero de todo fue esa espera. La ansiedad era más dolorosa que las contracciones. Lo juro.
Las hormonas, locas es decir poco, la ansiedad, la emoción, el miedo, la incertidumbre. Una mezcla explosiva, pero cuando me lo pusieron encima me negué a llorar, no sé como me aguanté con lo llorona que soy, pero no quería que me pasara como en el quirófano.

Que sensación más indescriptible, es más, no os la puedo describir. Sólo se que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Los flechazos existen. Yo me enamoré en cinco segundos de un desconocido. Hubiera dado la vida por él en ese mismo instante si me lo hubieran pedido.
Algunos pensareis que a lo mejor exagero un poco, pero no es así. De hecho, a veces pienso que no puede ser bueno querer tanto a alguien.

Sus manitas, su carita tan suave. Estaba morenito!, tenía unos mofletillos. Era tan delicado, parecía tan indefenso.

Dos horas después me pude desquitar tranquilamente y llorar a moco tendido. Pero de felicidad, claro.

La recuperación de la cesárea fue mejor de lo que yo pensaba. Incluso me tenían
que repetir mil veces que no hiciera ciertas cosas porque podía abrirse la herida, pero como yo me encontraba muy bien, pues quizá hacía cosas que no debía.

Para un recuperación tan milagrosa influyó bastante los bocadillos de jamón que me pasaba mi padre bajo cuerda.

Pobrecillo, le dije que no se le ocurriera presentarse en el hospital sin un bocata de jamón o no le dejaría conocer a su nieto. Y me trajo 1/2 kilo de jamón, pero del bueno. De ese que cuesta 90 euros/kg y se deshace en la bocaaaaaaaaa. Se me hace la boca agua acordándome.

Estuve cenando todas las noches mi bocadillo de jamón a escondidas de las enfermeras y les hacía comerse lo que me traían en la bandeja a mi esposísimo o a mi madre para que no me descubrieran y me echaran la charla. Maldita toxoplasmosis.



El resto de estancia en el hospital fue un poco agobiante, no pude dormir casi nada porque gracias a la maldición del celador el boliche nos dió casi todas las noches. Bueno también tenía que ver que no me había subido la leche y el boliche era muy tragóncete.
Aparte de eso, el teléfono no paró de sonar y la gente venía de visita incluso en la hora de la siesta.

El domingo 21 de diciembre nos dieron el alta a las 18.00, también me tuve que medio pelear para que me la dieran pronto porque como el médico que había era el de guardia, pues no quería andar de altas y esas cosillas.

Al día siguiente ya en casita me desperté con el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho nunca. Y curiosamente se me olvidó soplar las velas porque no hubo tarta. Algo impensable en mí.
Yo que soy la organizadora numero 1 de cumpleaños, que me encantan y disfruto con ellos. Será una chorrada pero siempre me han gustado y procuro que todo el mundo tenga su tarta y sus velas y su cumpleaños feliz incluido.
Pero ese año tenía algo más importante que celebrar.

Bueno y hasta aquí “el parto la burra”. La verdad es que me he sorprendido a mi misma porque una vez metida en la historia, he recordado muchas cosas que creía olvidadas.
Incluso se me ha escapado alguna que otra lagrimilla mientras plasmaba en el ciber papel mis recuerdos. Como no podía ser de otra forma. Si es que soy una llorona.
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lunes, 10 de mayo de 2010

PARTO Y POSTPARTO, parte VI

Cesarea


Y llegamos al quirófano. Me pasan a la “mesa de operaciones” y me dicen que antes de abrir vamos a hacer un último intento.
Yo pensando, si por favor, a ver si hay suerte y evitamos abrir más de lo necesario.
Otra vez a empujar y nada que no hay manera. Entonces me quedo estupefacta cuando veo que 2 tías se van a subir encima de mi!!!, me clavan los codos hasta que me pongo a dar gritos porque veo que me van a romper las costillas. Ya puestos dame una patada en la tripa como si fuera un balón de fútbol a ver si así el boliche se anima a salir.

Después de comentarlo con varias amigas, parece que es una práctica habitual. Eso de que se te suban encima para empujar la tripa hacia abajo pero a mi me parece un poco salvaje.
De hecho estuve varios días con un dolor de costillas horrible. Se lo comenté a la médica y me dijo que era posible que me hubieran hecho una fisura. Anda!, mira que bien.

El caso es que lo que no se puede, no se puede y además es imposible…, BISTURÍ!, se acabó lo que se daba, vamos a trinchar el pavo relleno.

La suerte es que como me habían metido tanta anestesia en el cuerpo pues no tuvieron que volver a pinchar. Me pusieron en plan Jesucristo; es decir, con los brazos atados en cruz, si si, atados, debían de tener miedo que me liara a puñetazos…, no, me imagino que sería por las vías y para tomar bien la tensión, no sé, algo de eso sería. El caso es que a los 15 minutos consiguieron sacar al boliche.
Era grande, 3.850 gr y estaba muy encajado por eso les costó sacarlo bastante y yo perdí mucha sangre.


Estoy tumbada, no me dejan ver nada, me han puesto una tela verde que me cubre de cintura para abajo. Hay mucha gente a mi alrededor, quizá 8 o 10 personas entre médicos, anestesistas, enfermeras. Casi todo mujeres.
Nunca he sido tiquis-miquis con las cosas de la sangre, además como no siento nada, intento ver alguna imagen reflejada en la lámpara gigante que hay encima de mí, pero no logro ver nada claro. Parece que les cuesta sacarlo, porque será?, estará pasando algo y no me lo quieren decir?, me estoy poniendo un poco nerviosa. El tiempo me pasa volando hay un reloj grande en la pared de mi izquierda sobre una ventana. Son las 8.40, las 8.45, las 8.50, porque no le sacan ya?, me habrán abierto ya, no?. Es que no siento nada, bueno si, siento ganas de vomitar.

Parece que lo han sacado, estoy muy nerviosa, le oigo llorar y yo también me pongo a llorar. No le veo, pero está llorando. Por favor, quiero verle. Tranquila, espera un momento. Una enfermera me lo trae. Le veo distorsionado, las lágrimas ahogan mis ojos y no me puedo limpiar, sigo atada. Parece un poco amoratado, no le veo bien. Malditas lágrimas, no puedo parar. Se lo llevan. No!, por favor espera quiero darle otro beso. MI HIJO!, no puedo tocarle!!!!, por favor!, sigo llorando. No te preocupes, el niño está bien. Te tenemos que cerrar. Relájate, estás muy nerviosa . Voy a vomitar. Tengo mucho frío, mis dientes no paran de castañear, tengo mucho frío. Tranquilízate, es normal, te vamos a dar algo para que estés más tranquila.

Creo que me he dormido.

Me despierto, estoy en una sala llena de camas y de pacientes. Estoy en la REA, tengo la boca seca, busco con la mirada una enfermera que me de algo de información. Son las 10.30 o eso creo.
Tu hijo está bien, está en el nido. Tienes que dormir.
Estoy muy atontada, me vuelvo a dormir.

viernes, 7 de mayo de 2010

Por fin es viernes

Por fin es viernes, gracias a dios!
Estoy contenta incluso algo descansada. El boliche me ha dejado dormir 4 horas seguidas, después de 15 días, no está mal. El lunes continuaré con "el parto la burra"...

Aquí os dejo una frase que me ha parecido súper curiosa. Algún día escribiré sobre ello. Yo también tenia muchas teorías antes de tener a mi boliche.


Antes de casarnos tenía seis teorías sobre el modo de educar a los pequeños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría.

Autor: Lord Rochester


Que paséis buen fin de semana todos/as.

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jueves, 6 de mayo de 2010

PARTO Y POSTPARTO, parte V


La maldición del celador

*Advertencia: en este post voy a utilizar más palabras malsonantes de lo habitual y lenguaje algo violento. Si eso hiere tu sensibilidad no sigas leyendo.

Mientras yo seguía espatarrada en la camilla o también llamado potro de tortura entró en la habitación un celador ya entradito en años que iba de gracioso.
Como ya estaba más tranquila intenté relajar el cuerpo, además ya me habían dicho que tenía que ser cesárea, así pues el resto del trabajo ya no dependía de mí.

Maldito celador: bueno a ver, que pasa?, al final a quirófano?.
Yo: pues eso parece.
Maldito celador: que llevas toda la noche?.
Yo: pues si, parece que no quiere salir. Ya lleva 1 semana de retraso y ahora se sigue resistiendo. Así que cuando salga, castigao!

Me mira con el morro torcido y me dice el muy hijo de la gran puta:

Maldito celador: Ah!, si?, pues ojalá te salga un niño llorón!

Y la maldición se cumplió.

Me cago en toda tu raza, mal nacido. Así te den retortijones en los huevos cada vez que mi hijo llore. Cornudo cabrón.

Ya!. Ains, que bien me he quedado.


El boliche es lo más llorón que he visto yo en toda mi vida. Hasta los 9 meses ha sido desesperante. Ahora la cosa se va controlando más. Pero la fama le precede por donde quiera que va.
Cuando tenía 1 día de vida, como sería la perra que se cogió esa tarde que hasta se privaba de aire y se ponía morao, el pobrecito mío. Claro, de la mala leche que tiene el nenu. En eso ha salido a mi familia. Cagao y pintao, como diría madre.

Ni os hacéis una mínima idea de lo que me he acordado del maldito celador de los cojones. Pero como se puede ser tan mala persona. Pero que es eso de ir deseándole esas cosas a la gente, joder.
Si, si, habrá gente que piense que son gilipolleces pero yo no lo creo. Hoy en día hay muchos psiquiatras y científicos trabajando en la energía del pensamiento. No creo que esas cosas sean sólo superstición…

Yo me quedé flipada cuando me dijo eso. Estábamos hablando en plan distendido y yo le seguía la corriente con bromas, pero cuando me dijo eso aluciné en colores Y en ese estado de alucinación sólo acerté a decirle: pues vaya, gracias.
Es en momentos posteriores cuando te gustaría tener un mando con un botón que pusiera “REW”, para volver a ese momento y cuando apareciera por la puerta el maldito celador, haber gritado como una posesa: VADE RETRO, SATANAS!!!, a ver si con un poco de suerte no le dejaban entrar en la habitación y si aun así entraba igual pues hubiera tenido que poner en práctica la patada voladora que ensayaba mi hermano conmigo aunque en esos momentos no creo que estuviera yo para hacer artes marciales. Quizá hubiera sido suficiente con agarrarle los huevos y retorcérselos hasta que cantara como la Arteta.

Os juro que durante muchos días intenté no borrar su cara de mi mente por si me lo encontraba por algún pasillo del hospital. Debe ser porque después de 4 días ingresada en el hospital, sin dormir apenas nada, ya estaba empezando a desvariar.

Me dejaron darle un beso a mi esposísimo y el maldito celador me llevó por varios pasillos hasta que llegamos al quirófano donde se suponía me tenían que abrir la panza como al lobo del cuento.

miércoles, 5 de mayo de 2010

PARTO Y POSTPARTO, parte IV

CONTRACCIONES

Entonces se asustaron un poco y empezaron a entrar médicos y médicos para ver que pasaba, de esa parte no me acuerdo mucho porque se me fue un poco la pinza, pero al parecer, me estaban metiendo anestesia al cuerpo como para un caballo y además no iba a su sitio por lo que yo sentía las piernas perfectamente, pero claro, a algún sitio tenía que ir a parar.
El dolor era ya muy intenso, apenas descansaba entre contracción y contracción por lo que el dolor era casi constante. Mi único pensamiento era: “joder, joder que dolor”. Y me acordaba de una prima mía que había parido 10 días antes y me decía que entre una contracción y otra no tenía dolor y descansaba. Pues a mi me dolía igual.

Ya no sé ni como ponerme, no encuentro una postura cómoda. Entra una enfermera y me dice que me tengo que relajar. QUE ME TENGO QUE RELAJAR?!?!?!?!?!, mira guapa no te acerques aquí que te muerdo la yugular!!!.
Pero era valiente y se acercó a ver como estaba el tema, me mira con cara de sorprendida y me dice pero si ya estás de 9 cm!, tienes que descansar un poco porque sino no vas a poder empujar. Que cachonda!, si claro, espera que me voy a echar una siestecilla, no te jode!.
En esto que entra la anestesista, pero es otra tía diferente. Claro, ya han cambiado el turno. A ver si hay más suerte.


A: Hola, que tal vas?

Yo: pues la verdad, mal. Me han pinchado 6 veces y yo sigo teniendo unos dolores horribles. Además podría salir de aquí corriendo porque no me ha hecho efecto la anestesia.

A: que raro…, Mmmm…, quieres que probemos con la epi-rac (o como se escriba)?, es una mezcla entre la epidural y la raquídea.

Yo: Mira me da igual, pínchame con lo que quieras pero dame algo porque llevo 5 horas con unos dolores de la leche y estoy hecha polvo.

……………Me pone la epi-rac………60 segundos después…………

Yo: Joder!, esto es la ostia!, así pare cualquiera

A: jajajaja, me alegro que esta vez haya funcionado. Y ahora descansa que no vas a tener fuerzas para empujar.

Es impresionante lo que hacen las drogas. No me extraña que algunos se aficionen a ellas. Que descanso!.

Me dejaron dormir una hora. Luego vino la matrona y me dijo que teníamos que empezar a empujar. Me colocaron en posición y venga, a empujar!.Se supone que aquí tenía que poner en práctica todo lo que nos enseñó la matrona en los cursos de preparación. Y yo lo intenté. Lo intenté con todas mis fuerzas. Seguía las instrucciones de la matrona que me iba recordando como tenía que hacer. Y mi esposísimo a mi lado me ayudaba sujetándome la espalda. Y nada.
No hubo forma. Yo no se si es que ya no tenía fuerza o que con la anestesia no sentía nada. El caso es que después de una hora empujando, el boliche no salía. Así que la médica decidió que había que hacer cesárea y además de urgencia porque el feto estaba empezando a sufrir.

Entonces apareció “el celador”. Todavía hoy me sigo cagando en toda su raza…

Mañana, LA MALDICIÓN DEL CELADOR.
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martes, 4 de mayo de 2010

MANOLO FOREVER

Hoy me vence el sueño, asi que voy a hacer un break en el diario del parto para relajarme y disfrutar del trabajo de alguien que considero como si fuera de mi familia, porque lleva presente en mi vida desde que tenía 8 años y nunca se ha marchado. Ahí ha estado poniéndole la banda sonora a mi vida.
Manolo, gracias por existir.

lunes, 3 de mayo de 2010

PARTO Y POSTPARTO, parte III


La epidural

Menos mal que el asturiano no tenía que meterme mano porque que lo hagan los desconocidos pues, aunque sea un poco ridículo, me da menos corte pero uno al que voy a tener que ver luego por el verano, pues hombre, no me hacía mucha ilusión. Por lo menos a los otros no iba a tener que verlos después.

El caso es que el asturiano era el enfermero que tenía que ponerme la vía. Todavía tengo la cicatriz y estoy esperando encontrármelo para ajustar cuentas…

Después me mandaron subir a una habitación y allí me dijeron que me desnudara y me pusiera la famosa bata, esa que nunca sabes si te la tienes que atar por delante o por detrás, y a esperar.

Aquí empieza un desfile de personal a dar órdenes. La única que se presentó fue la matrona (que no conocía) y de la cual no recuerdo su nombre.
Me dijeron que me pondrían el famoso enema y que me afeitarían. La matrona en los cursos de preparación nos dijo que no nos depiláramos 5 días antes porque es mejor hacerlo justo en el momento. También nos comentó que si queríamos podíamos negarnos al enema pero yo preferí ponérmelo porque no quería averiguar si era cierta la leyenda urbana de que todas la mujeres se cagan (perdón) en el parto.
Aunque luego descubrí que aun así me cagué, pero en el padre de la anestesista, del celador (sigo cagándome en toda su raza) y de varias enfermeras. Pero no voy a adelantarme a los acontecimientos.

No se si es normal que alguna vez en su vida todo el mundo se ponga un enema. Para mi, al menos, era la primera vez. No me resultó desagradable como me habían comentado algunas amigas. Fue rápido e indoloro.

Pasada ya la parte más escatológica del parto vino la anestesista cuando ya me habían conectado todos los cables y cosas necesarias para el control del feto y del mío propio. Era una chica de unos 40 años, y no recuerdo mucho más. Yo ya tenía contracciones cada 5 o 6 minutos y me dolía bastante. Entonces me preguntaron que si quería epidural y yo que soy una cagona, y ahora no me refiero sólo al tema del enema, pues dije que si. Que a mi lo de aguantar el dolor pues que no me va mucho. Que para algo están las drogas, joder. Además después de un embarazo sin poder tomarse ni una maldita pastilla pues una tiene ganas hasta de cogerse una sobredosis aunque sea de Micebrina.
La anestesista me dijo que me sentara en plan toro sentado de espaldas a ella y que me agachara sobre mis piernas. Que jodía!, con el bombo que yo tenía. Ya no me da pa’ más el cuerpo y ahora la tía esta me pide que empiece a poner posturitas de gimnasia rítmica. A todo esto a mi esposísimo todavía no le habían dejado entrar y yo estaba deseando verle, no es que fuera a ser de gran ayuda pero si de apoyo moral, o eso pensaba yo.

Después de insistir pinchándome en la espalda varias veces hasta que consiguió meterme el catéter bien, me dijeron que me relajara y empezara con las respiraciones. Tengo que decir que o yo las hacía mal o eso es un engaña bobos. Seguramente sea la primera, pero cuando tienes unos dolores como los que se tienen en un parto a mi las respiraciones esas me sonaban a coña. La madre que me parió!, que dolor joder. Y la epidural no me hacía efecto.

Mi esposísimo ya había entrado a la habitación y estaba dándome ánimos. Le dije que se durmiera un rato si quería, pero se lo dije en el plan en el que las mujeres decimos las cosas. Osea, te digo que si quieres te duermas pero espero que por tu bien no se te ocurra ser tan desconsiderado. Y mi esposísimo se lo tomó como se lo toman los hombres (generalmente), osea me hizo caso y se durmió. A los 20 minutos me puse a decir: Ays! Ay! Ay!, y se despierta todo sobresaltado, qué pasa?, qué pasa? y le digo nada que me aburro, no te jode. Tu qué crees?, que piensas estar durmiendo hasta mañana?. Se lo que estáis pensando, pobrecillo…, pero es que el niño es de los 2, coño!, es mucho pedir que al menos me acompañe mientras estoy pariendo a su hijo?!?!?!?!?!?!?!


Intenté distraerme con la música del mp3 y haciendo sudokus pero no me salía ni un puto número y cuando mi esposísimo vio que me estaba alterando, más que otra cosa, la dichosa maquinita decidió convencerme para que la dejara yo voluntariamente antes de que saliera volando por los aires.

Oye cariño, esto no es normal. Llama a una enfermera porque ya ha pasado casi una hora y la epidural no ha hecho ningún efecto.
Viene una enfermera se lo cuento y me dice que le meta una dosis extra (un bolo) apretando la pera que tengo en el cabecero. Casi una hora después le meto otro bolo porque yo tenía unos dolores de la leche y aquello no me hacía nada. Yo sólo pensaba, vaya timo la epidural, no puede ser que no me haga nada. Así que llamamos otra vez a la enfermera que a su vez llamó otra vez a la anestesista. En las siguientes 3 horas me pincharon 5 veces más. Yo ya estaba acojonada, claro. Pensando a ver si me dejan paralítica estas cabronas con tanto pinchazo en la columna. Y aquello seguía igual hasta que se me empezó a dormir la boca y empecé a decir gilipolleces.