Seguramente pocas personas que se muevan habitualmente por los blogs de maternidad y más especialmente por los blogs pro-lactancia no se habrán enterado de que estamos en la semana mundial de la lactancia.
120 países celebran esta semana, hasta el próximo domingo, la Semana Mundial de la Lactancia, con el fin de fomentar, promover y apoyar la lactancia materna.
Pero hoy no voy a hablar de los beneficios de la lactancia materna, de los cuales no creo que ya a estas alturas nadie ponga en duda. Hoy voy a hablar de mi por qué.
La semana pasada me llegó el mail de una futura mamá. En él me comentaba que ella no sentía o no tenía muy claro si le daría el pecho a su hija.
No por miedo al posible dolor al dar de mamar o por temas de estética o dedicación, sino porque simplemente no sentía "la llamada de la teta".
En su mail me preguntaba cuando supe yo que quería dar el pecho a Boliche, cuando sentí yo esa "llamada" y me resultó curiosa la pregunta porque yo nunca tuve claro que quería dar de mamar a mi hijo hasta que me vi apunto de perder la "conexión telefónica"
Me explico.
Digamos que mis contactos con la lactancia se basaban en las 3 experiencias más cercanas que tengo.
- La primera, mi madre, no tuvo mucho éxito con la lactancia con ninguno de sus tres hijos.
A mis hermanos porque comían demasiado y "la leche no les alimentaba" (falso) y a mí porque se lo recomendó el dermatólogo cuando le dio un brote de psoriasis (igual que me pasó a mí).
- La segunda, una de mis primas. Tuvo a su primer hijo hace 5 años y sus inicios fueron buenos pero dolorosos. Aunque por la distancia tampoco pude vivirlo con detalle.
- Y la tercera, diez meses antes de nacer Boliche, mi hermana que tuvo a su hijo y por problemas físicos no pudo dar de mamar a mi sobrino, aunque ella lo intentó.
Resultado: más bien poca idea. Yo tenía intención de dar de mamar a mi hijo pero no iba para nada convencida y además me daba pavor tener que pasar por los dolores por los que pasó mi prima.
Cuando empezaron las clases de preparación al parto, yo seguía sin tener las ideas claras.
Es más los comentarios que hacía mi matrona sobre la opción de no dar el pecho no eran precisamente muy agradables. Algo que no veía muy bien, sobre todo de cara a lo mal que lo había pasado mi hermana por no poder dar el pecho.
Por lo que nunca comenté con la matrona mis dudas ni mis sentimientos al respecto.
A día de hoy, después de haber vivido mi propia experiencia y de conocer la forma de proceder de otras asesoras que dan información y buscan el éxito de la lactancia para la mamá y el bebé dejando las culpas y los reproches innecesarios atrás, estoy convencida de que para que funcione la lactancia hacen falta varias cosas, entre ellas, información, apoyo, empatía y suerte.
¿Suerte? , sí, suerte, porque hasta para dar con la gente adecuada hay que tener suerte.
Y yo en eso tampoco la tuve.
Mis días en el hospital fueron relativamente buenos. No me dolía el pecho cuando mamaba Boliche pero al llegar a casa la cosa cambió y empezaron los dolores.
La teta al aire, la leche en los pezones, el Purelán por kilos..., aquello no funcionaba y para el día de Reyes ya tenía mi primera herida de guerra. Un agujerito en un pezón por el cual salía más sangre que leche.
Con la suerte dándome el culo, que no la espalda, mi matrona no pudo ayudarme porque estaba de vacaciones y ya sabemos todos el sistema de sustituciones que tiene la Seguridad Social..., ninguno. Así que lo siguiente que pensé fue en preguntar a todas las amigas que habían tenido niños recientemente para ver si me podían echar un cable. Y la respuesta mayoritaria fue, "mejor quítale la teta y dale el biberón". Vaya ayudantas me había buscado!
Y yo sola, sin tener ni puta idea de que hacer con mi dolores, con Boliche llorando porque quería mamar y yo intentando retrasarlo, con mi super mega chachi libreta donde apuntaba a qué hora, cuanto tiempo había comido y de qué pecho... con este panorama en casa se me ocurrió la brillante idea de llamar a las de la La Liga de la leche...
Durante una semana estuve llamando a 4 asesoras de la Liga en diferentes horarios, dejando recados en sus contestadores, ¿para qué?, para nada porque ni una sola me devolvió la llamada.
Que puedo decir de ellas..., pues nada bueno así que mejor me guardo para mi misma todo lo que pensé sobre ellas en esos días en los que yo estaba sola, asustada y necesitada de ayuda.
Que no es culpa de ellas que mi lactancia fuera un desastre?, por su puesto no, pero que la ayuda que me brindaron a mí brilló por su ausencia eso sí que sí y para mí que en esos momentos que estaba tan desesperada... es imperdonable.
Con esto no quiero decir que acudir a los grupos de lactancia sea una pérdida de tiempo, ni mucho menos. Todo lo contrario, son un apoyo inestimable, pero para que la suerte sea un factor que apenas tenga importancia en el juego, mi consejo es que se haga una toma de contacto previa al nacimiento del bebé.
Para conocerse, para ver si lo que nos cuentan y como lo hacen nos da confianza y seguridad.
Para sentirse cómoda entre ellas, y porque además, las dudas surgen antes, durante y después.
Pero sobre todo, para conocer el pilar donde una se va apoyar durante esa etapa tan importante para algunas mamás como es la lactancia.
Poder contar con un grupo de apoyo eficiente en el que confíes, bajo mi punto de vista es ya un 50% de garantías de éxito en la lactancia. Y eso un porcentaje muy elevado.
Yo que no conté con ello, tuve que compensarlo con algo de lo que a día de hoy me siento orgullosa, mi cabezonería.
Y no me lo pusieron fácil, porque salí del hospital con chupete y biberón de apoyo porque Boliche perdió durante los días que estuvimos allí 500 grs, que no es moco de pavo, pero mi pediatra, que tampoco me pudo ayudar mucho con el tema de los dolores al dar de mamar, sí me dio el empujón para tirarme de cabeza con la lactancia exclusiva.
- Quítale el biberón de apoyo.
- Comooooo? pero si toma 90 ml al día.
- Da igual.
- Y si tiene hambre?
- La tendrá, así que le tendrás que poner más al pecho.
Y así fue, mamó más y más me dolió, claro, pero como "no hay mal que cien años dure..." ( y como diría mi güela, "...ni cabrón que lo resista"), una vez pasado el primer mes, la lactancia parece que comenzó a mirarnos con ojos piadosos.
¿Por qué algo que se lleva haciendo miles de años se me iba a resistir a mí?, pues no lo sé, pero el caso es que así era y eso me tocaba bastante las narices.
¿Cuando me di yo cuenta de que quería dar de mamar a mi hijo?¿cuando sentí yo la llamada de la teta?
Cuando pese a los dolores me parecía algo increíble, pero sobre todo cuando vi que la aquello se torcía y corría el riesgo de perderlo. Me tocó la fibra...
Muchas veces no nos damos cuenta de que queremos algo hasta que lo perdemos, por suerte, yo me di cuenta cuando estaba a punto de perderlo.
Y que mejor manera de hacer mi pequeño homenaje a la Semana Mundial de la lactancia que contando mi historia y animando a todas las mamás y sobre todo futuras mamás, a que se animen a contactar con un grupo de asesoramiento y apoyo a la lactancia.
Un grupo en el que se sientan escuchadas, respetadas, comprendidas, apoyadas y sobre todo asesoradas.
Que nuestra desinformación no sea un factor más contra el que luchar, ahorremos fuerzas para luchar contra la desinformación de todos los demás. Que con eso ya tendremos entretenimiento.
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Luchando en una guerra sin cuartel por la supervivencia de nuestro pequeño tesoro: LA LACTANCIA MATERNA.
"...El placer ha sido mio..."
...El placer ha sido mío...
SACRIFICIO (RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.
No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.
SACRIFICIO (RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.
No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.
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miércoles, 3 de agosto de 2011
miércoles, 2 de marzo de 2011
La Teta Reina se prejubila (The end)
Pero el mal ya estaba hecho…
Después de superar el estado de estupefacción y de cabreo, me di cuenta de que mi reacción fue algo tardía.
Tenía que haberme puesto manos a la obra antes y haber retrasado la toma de biberón, pero la presión era fuerte y creí tomar la decisón acertada.
El biberón había entrado en juego y prometía no dejarse vencer tan fácilmente.
Boliche hacía (y hace) bastante tomas por la noche. Así que yo le sustituí un par de ellas la primera semana y lo mantuve así hasta que me vio la dermatóloga.
Pensé que sería fácil quitarle el biberón. Al igual que cuando me puse a trabajar y me sacaba la leche para que se la diera mi madre en biberón.
De aquella, fue muy sencillo. Sustituimos esas tomas por fruta y verduras cuando llego el momento y no hubo más relación con el biberón.
Pero esta vez la cosa no iba a salir como yo pensaba.
Está claro que de un biberón sale más cantidad de leche y más rápido que de la teta y a Boliche esto pareció gustarle.
Después de quince días, Boliche se acostumbró y no quiso prescindir de él.
No me hacía mucha gracia pero como seguí con la teta en el resto de tomas no le vi mayor problema. Pero estaba equivocada.
Cada vez fue pidiendo más “cheche” y menos “teta”. Hasta que hace 3 semanas dejó de mamar.
Es cierto que se ha ido destetando poco a poco y sin forzarle pero yo siento que algo ajeno a nosotros se ha metido por medio y me ha dejado fuera. Y esa sensación me resulta muy desagradable.
Y más cuando veo que todo tiene su origen en la decisión de una profesional a la que le importó un pito otra de nuestras necesidades. Cuando yo le había dejado bien claro desde el principio, que quería seguir con la lactancia materna.
Pero bueno ya no sirve darle vueltas. Ya no se puede volver atrás. Es lo que hay.
Al menos creo que hice lo que debía pero quizá algo tarde.
Como decía en el primer post, Boliche se ha destetado en lo que al aspecto alimenticio se refiere. Pero sigue manteniendo un fuerte lazo con “su teta”.
Para dormirse tiene que ser junto a mi y si puede ser “sintonizando” mejor.
Cuando por la mañana me visto o cuando me desvisto por la noche y me ve desnuda, viene corriendo con una sonrisa que no le cabe en la cara y dice “la teta!!!!”, jajaja que gracia nos hace en casa la cara que pone.
Recuerdo que cuando era bebé y le acostaba y le daba la primera toma de la noche, cuando veía la teta se ponía eufórico. Hasta ponía los ojos en blanco jejejejeje. Mi niño…
Que buenos momentos hemos pasado (una vez pasados los duros comienzos).
Carlos González no podía haber escogido un título mejor para su manual de lactancia, Un regalo para toda la vida. Pero ahora estoy segura de que el regalo me lo han hecho a mí. No me cabe ninguna duda.
Así pues, como digo desde el comienzo de esta trilogía, La Teta Reina se prejubila.
De momento seguiremos con el servicio suspendido. Quizá en un tiempo reactivemos la actividad. Nunca se sabe.
Y ahora me despido, uys! que me emociono (y eso que llevo 3 semanas haciéndome a la idea). Me despido de algo que durante algo más de dos años me ha hecho ser feliz y me ha dado la oportunidad de compartir con mi hijo algo único y de coto privado.
Seguiremos disfrutando de las próximas etapas y espero hacerlo y compartirlo aquí con todos los que se animen a seguir aguantándome.
Para mí, es un placer moverme en esta “segunda realidad” con gente tan maravillosa como la que he encontrado aquí.
Gracias a todos por acompañarme en esta etapa tan maravillosa y especial para mi.
Juer, ya estoy llorando otra vez. Si es que soy lo peor…, espera que no veo ni las letras…
Es que después de casi un año que llevo con el blog este es el post que más me ha costado escribir.
Después de superar el estado de estupefacción y de cabreo, me di cuenta de que mi reacción fue algo tardía.
Tenía que haberme puesto manos a la obra antes y haber retrasado la toma de biberón, pero la presión era fuerte y creí tomar la decisón acertada.
El biberón había entrado en juego y prometía no dejarse vencer tan fácilmente.
Boliche hacía (y hace) bastante tomas por la noche. Así que yo le sustituí un par de ellas la primera semana y lo mantuve así hasta que me vio la dermatóloga.
Pensé que sería fácil quitarle el biberón. Al igual que cuando me puse a trabajar y me sacaba la leche para que se la diera mi madre en biberón.
De aquella, fue muy sencillo. Sustituimos esas tomas por fruta y verduras cuando llego el momento y no hubo más relación con el biberón.
Pero esta vez la cosa no iba a salir como yo pensaba.
Está claro que de un biberón sale más cantidad de leche y más rápido que de la teta y a Boliche esto pareció gustarle.
Después de quince días, Boliche se acostumbró y no quiso prescindir de él.
No me hacía mucha gracia pero como seguí con la teta en el resto de tomas no le vi mayor problema. Pero estaba equivocada.
Cada vez fue pidiendo más “cheche” y menos “teta”. Hasta que hace 3 semanas dejó de mamar.
Es cierto que se ha ido destetando poco a poco y sin forzarle pero yo siento que algo ajeno a nosotros se ha metido por medio y me ha dejado fuera. Y esa sensación me resulta muy desagradable.
Y más cuando veo que todo tiene su origen en la decisión de una profesional a la que le importó un pito otra de nuestras necesidades. Cuando yo le había dejado bien claro desde el principio, que quería seguir con la lactancia materna.
Pero bueno ya no sirve darle vueltas. Ya no se puede volver atrás. Es lo que hay.
Al menos creo que hice lo que debía pero quizá algo tarde.
Como decía en el primer post, Boliche se ha destetado en lo que al aspecto alimenticio se refiere. Pero sigue manteniendo un fuerte lazo con “su teta”.
Para dormirse tiene que ser junto a mi y si puede ser “sintonizando” mejor.
Cuando por la mañana me visto o cuando me desvisto por la noche y me ve desnuda, viene corriendo con una sonrisa que no le cabe en la cara y dice “la teta!!!!”, jajaja que gracia nos hace en casa la cara que pone.
Recuerdo que cuando era bebé y le acostaba y le daba la primera toma de la noche, cuando veía la teta se ponía eufórico. Hasta ponía los ojos en blanco jejejejeje. Mi niño…
Que buenos momentos hemos pasado (una vez pasados los duros comienzos).
Carlos González no podía haber escogido un título mejor para su manual de lactancia, Un regalo para toda la vida. Pero ahora estoy segura de que el regalo me lo han hecho a mí. No me cabe ninguna duda.
Así pues, como digo desde el comienzo de esta trilogía, La Teta Reina se prejubila.
De momento seguiremos con el servicio suspendido. Quizá en un tiempo reactivemos la actividad. Nunca se sabe.
Y ahora me despido, uys! que me emociono (y eso que llevo 3 semanas haciéndome a la idea). Me despido de algo que durante algo más de dos años me ha hecho ser feliz y me ha dado la oportunidad de compartir con mi hijo algo único y de coto privado.
Seguiremos disfrutando de las próximas etapas y espero hacerlo y compartirlo aquí con todos los que se animen a seguir aguantándome.
Para mí, es un placer moverme en esta “segunda realidad” con gente tan maravillosa como la que he encontrado aquí.
Gracias a todos por acompañarme en esta etapa tan maravillosa y especial para mi.
Juer, ya estoy llorando otra vez. Si es que soy lo peor…, espera que no veo ni las letras…
Es que después de casi un año que llevo con el blog este es el post que más me ha costado escribir.
Parece que por plasmarlo aquí, se me hace más real y más... ¿difícil?
Atrás quedan los dolores, el agobio por andar con el saca-leches ordeñando a cualquier hora, su magia por calmar cualquier dolor o nerviosismo, los momentos de disfrute máximo, la comodidad de no tener que esterilizar, lavar, calentar, comprar. La imagen de la cara de Boliche alimentandose de mí, y muchas cosas más.
La TETA es el alma de este blog y despedirme de ella (que NO del blog) no es nada fácil.
Uf!, espera que “el nudo” no me deja tragar…
Y ahora… ¿que hago con el nick de la Teta Reina y con el nombre del blog?
Es que no me veo con otra identidad…
Pues la Teta Reina tendrá que seguir luchando (como digo en la cabecera) en una guerra sin cuartel, por el derecho de cualquier mujer, a seguir hasta cuando quieran los interesados con LA LACTANCIA MATERNA.

Lo único bueno de esto, es que ya no tendré que aguantar las caras y los comentarios de los que nunca entendieron mi postura. Ni con lo de la psoriasis ni con la lactancia prolongada.
No hay mal que por bien no venga.
Igual ahora, incluso echo de menos eso de, "¿pero todavía sigues con la teta?"
Imprimir
Atrás quedan los dolores, el agobio por andar con el saca-leches ordeñando a cualquier hora, su magia por calmar cualquier dolor o nerviosismo, los momentos de disfrute máximo, la comodidad de no tener que esterilizar, lavar, calentar, comprar. La imagen de la cara de Boliche alimentandose de mí, y muchas cosas más.
La TETA es el alma de este blog y despedirme de ella (que NO del blog) no es nada fácil.
Uf!, espera que “el nudo” no me deja tragar…
Y ahora… ¿que hago con el nick de la Teta Reina y con el nombre del blog?
Es que no me veo con otra identidad…
Pues la Teta Reina tendrá que seguir luchando (como digo en la cabecera) en una guerra sin cuartel, por el derecho de cualquier mujer, a seguir hasta cuando quieran los interesados con LA LACTANCIA MATERNA.

Lo único bueno de esto, es que ya no tendré que aguantar las caras y los comentarios de los que nunca entendieron mi postura. Ni con lo de la psoriasis ni con la lactancia prolongada.
No hay mal que por bien no venga.
Igual ahora, incluso echo de menos eso de, "¿pero todavía sigues con la teta?"
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lunes, 28 de febrero de 2011
La Teta Reina se prejubila (2ª parte)
Todo empezó hace muchos meses.
En primavera del año pasado, viví los peores momentos de mi vida en lo que se refiere a mi estado de salud.
Tengo psoriasis desde los veinte años pero solo tenía un par de placas en los codos y así se mantuvieron hasta que me quedé embarazada.
Contrariamente, esta enfermedad suele desaparecer o mejorar considerablemente durante el embarazo.
Pero yo que soy el espíritu de la contradicción, hasta en eso tuve que ir en contra de lo común.
Mi psoriasis empezó a empeorar, pero iba despacio.
Pensé que mejoraría cuando diera a luz, pero no. Cada vez iba a peor hasta que en el invierno del 2009-2010 la cosa ya se descontroló totalmente.
Sufrí un brote fortísimo.
Algo fuera de lo normal. No había en mi cuerpo una zona de 5 cms libre de las placas a excepción de la cara, las palmas de las manos y de los pies. Fue horrible. Parecía un monstruo. O al menos así me veía yo.
El acomplejamiento hizo su aparición y casi no quería ni salir de casa.
Los picores eran horribles. Inaguantables. Sobre todo por la noche.
Tenía que levantarme de madrugada a darme duchas de agua fría porque era lo único que me calmaba algo.
Estuve de médicos, después de esperar para la cita del especialista casi 2 meses. Y poca solución me dieron.
Eso sí, cualquiera de ellas, conllevaba quitar el pecho a Boliche. Salvo los Rayos PUVA.
Así que me di 20 sesiones de rayos pero aquello no mejoraba, yo creo que incluso estaba peor.
Un día en el trabajo, después de llevar casi una hora de pie porque no me podía sentar, me derrumbe emocionalmente.
Me fui llorando y desquiciada a mi médica de cabecera que cuando me vio lo único que supo hacer fue echarse las manos a la cabeza y mandarme al hospital de urgencias y con la baja laboral en la mano.
En el hospital tuve la suerte de dar con una dermatóloga que solo pasaba consulta 2 días en semana y que al parecer era una de las mejores en el tema.
Me dijo que me pondría en tratamiento con un medicamento que estaba dando muy buenos resultados pero que tenía que quitarle el pecho a Boliche en 15 días máximo. Mientras me aguantaría con corticoides, pero en 2 semanas tenía que empezar sí o sí.
Salí de allí peor que entré. Y podéis pensar que es una estupidez, que mi salud es lo primero y todas esas cosas y sí, es cierto pero yo no estaba preparada para destetar a Boliche porque él no estaba preparado en absoluto.
Y lo peor de todo es que tampoco me dio ninguna razón, “solo es por prevenir”, “total si ya tiene más de un año”.
Ya, pero es que si no es necesario porque se lo voy tener que quitar.
Por supuesto, soy la primera persona interesada en el bienestar de mi hijo y no le permito a nadie que lo ponga en duda. Y precisamente por eso, yo quería informarme de los riesgos que podría conllevar el tratamiento en caso de seguir con el pecho.
Algo que creo también es responsabilidad de mi dermatóloga. ¿O es que ahora los médicos solo diagnostican y se acabo el tema?.
Yo creo que su responsabilidad va más allá.
Igual que un profesor no solo debe educar sino observar y valorar le entorno del alumno.
¿Sería correcto que un profesor mantuviera los ojos cerrados a un posible maltrato a un alumno en su casa, solo por el hecho de que su deber es solo el de educar?
Pues en este caso yo lo veo igual.
Si mi dermatóloga sabe que yo no quiero quitarle el pecho a mi hijo, ¿por qué no se molesta en averiguar si ese medicamento es compatible con la lactancia materna?
¿No sería para ella más fácil que para mi?
Y más sabiendo que el estado emocional del paciente influye sustancialmente en el desarrollo de la enfermedad.
Entonces si para mí va a ser complicado el hecho de quitar el pecho a mi hijo, ¿por qué no se preocupa de ver si es viable o si hay algún tratamiento alternativo?
No, lo más fácil es abreviar y no buscarse complicaciones.
Así que de la consulta salí con el ánimo por los suelos. Pensando como haría para destetar a Boliche en 15 días y pasarlo lo menos mal posible.
Esa noche tuve que darle el primer biberón a Boliche con todo el dolor de mi corazón al ver que él no lo quería y lloraba por la teta. ¡Que mal lo pasamos!.
Pensé en quitarle 2 tomas la primera semana y el resto la segunda. Me parecía tan poco tiempo el que tenía…
Pero yo que seguía erre que erre con el mismo tema, me negaba a aceptar esa realidad, así que (gracias otra vez a mi cabezonería y al apoyo de mi marido) me puse a buscar información sobre el tema.
Escribí a Dr. Carlos González y le pedí ayuda. Esa fue la primera vez que contactamos y desde entonces no ha sido más que una ayuda imprescindible para mí. Y por eso le estaré eternamente agradecida.
Me dijo que el no veía problema ninguno por seguir con la lactancia y el tratamiento propuesto y me remitió a alguna web y al Hospital de Denia (perteneciente a la iniciativa Amigo de los niños desde 1998)y además me envió varios estudios realizados de pruebas del medicamento en cuestión y de la compatibilidad con la lactancia.
En el Hospital de Denia conseguí hablar con el jefe de pediatría que me confirmó y explicó lo que en la web e-lactancia decía la respecto. Y me corroboró los datos que me había enviado el Dr. González.
Una luz de esperanza aparecía en el horizonte para nosotros.
Pero faltaba todavía una semana y yo le había quitado 2 tomas a Boliche.
No tenía intención de quitarle ninguna más pero tampoco me podía arriesgar a seguir con la teta y que luego la dermatóloga se negara a darme el tratamiento, porque lo que tenía claro era que iría con la verdad y ya veríamos que pasaba.
Y lo que tampoco podía hacer era quitarle el pecho de golpe, así que tiré por la calle de en medio.
Cuando llegó el día de la consulta, me presenté con una carpeta y toda la documentación que conseguí reunir.
Le expliqué todo a la dermatóloga y le pasé toda la información.
Eso sí, todo con un cuidado exquisito pues no quería que se molestara por “entrometerme y cuestionar su opinión”, no vaya a ser que se le hiera el orgullo a la doctora y la liemos más gorda.
Después de estar bastante rato leyéndose toda la documentación, me dijo que estaba de acuerdo y que podía seguir con el pecho.
¿Qué?, ¿Cómo?, ¿así de fácil?.
Sí. Ella solo me lo había recomendado para curarse en salud, vino a decir con sus explicaciones.
O_O
Y yo no sabía si reír o llorar.
Estaba feliz porque podría seguir dándole el pecho a mi hijo, pero estaba terriblemente enfadada con aquella mujer, ¡¡¡precisamente una mujer!!!, que le había importado una mierda que yo lo hubiera pasado francamente mal esos 15 días dándole vueltas al coco constantemente, buscando información por todas partes, estrujándome el cerebro buscando una solución favorable para nosotros.
Todo daba igual, ella solo quería salvar el culo de la manera más fácil, rápida y cómoda.
Muchos conocidos y/o amigos me preguntaban y algunos no llegaban a entender el por qué de mi obcecación. Incluso les parecía mal.
Y yo…, bueno yo, daba pocas explicaciones. Si no lo entendían poco podía hacer yo.
Es algo difícil de explicar. Se trata de luchar por un derecho.
Solo podía decir, SI LA SALUD DE MI HIJO PELIGRARA YO NO DUDARÍA NUNCA, JAMÁS LE PONDRÍA EN PELIGRO, pero si no es necesario ¿por qué voy a tener que dejar de hacer algo que mi hijo sigue necesitando?
¿Tan difícil de entender es eso?
Continuará…
P.D: Igual se va a pasar de extenso, pero no quiero dejarme nada en el tintero.
Quiero explicar detalladamente que y como han influido las acciones de otras personas en el destete de mi hijo.
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En primavera del año pasado, viví los peores momentos de mi vida en lo que se refiere a mi estado de salud.
Tengo psoriasis desde los veinte años pero solo tenía un par de placas en los codos y así se mantuvieron hasta que me quedé embarazada.
Contrariamente, esta enfermedad suele desaparecer o mejorar considerablemente durante el embarazo.
Pero yo que soy el espíritu de la contradicción, hasta en eso tuve que ir en contra de lo común.
Mi psoriasis empezó a empeorar, pero iba despacio.
Pensé que mejoraría cuando diera a luz, pero no. Cada vez iba a peor hasta que en el invierno del 2009-2010 la cosa ya se descontroló totalmente.
Sufrí un brote fortísimo.
Algo fuera de lo normal. No había en mi cuerpo una zona de 5 cms libre de las placas a excepción de la cara, las palmas de las manos y de los pies. Fue horrible. Parecía un monstruo. O al menos así me veía yo.
El acomplejamiento hizo su aparición y casi no quería ni salir de casa.
Los picores eran horribles. Inaguantables. Sobre todo por la noche.
Tenía que levantarme de madrugada a darme duchas de agua fría porque era lo único que me calmaba algo.
Estuve de médicos, después de esperar para la cita del especialista casi 2 meses. Y poca solución me dieron.
Eso sí, cualquiera de ellas, conllevaba quitar el pecho a Boliche. Salvo los Rayos PUVA.
Así que me di 20 sesiones de rayos pero aquello no mejoraba, yo creo que incluso estaba peor.
Un día en el trabajo, después de llevar casi una hora de pie porque no me podía sentar, me derrumbe emocionalmente.
Me fui llorando y desquiciada a mi médica de cabecera que cuando me vio lo único que supo hacer fue echarse las manos a la cabeza y mandarme al hospital de urgencias y con la baja laboral en la mano.
En el hospital tuve la suerte de dar con una dermatóloga que solo pasaba consulta 2 días en semana y que al parecer era una de las mejores en el tema.
Me dijo que me pondría en tratamiento con un medicamento que estaba dando muy buenos resultados pero que tenía que quitarle el pecho a Boliche en 15 días máximo. Mientras me aguantaría con corticoides, pero en 2 semanas tenía que empezar sí o sí.
Salí de allí peor que entré. Y podéis pensar que es una estupidez, que mi salud es lo primero y todas esas cosas y sí, es cierto pero yo no estaba preparada para destetar a Boliche porque él no estaba preparado en absoluto.
Y lo peor de todo es que tampoco me dio ninguna razón, “solo es por prevenir”, “total si ya tiene más de un año”.
Ya, pero es que si no es necesario porque se lo voy tener que quitar.
Por supuesto, soy la primera persona interesada en el bienestar de mi hijo y no le permito a nadie que lo ponga en duda. Y precisamente por eso, yo quería informarme de los riesgos que podría conllevar el tratamiento en caso de seguir con el pecho.
Algo que creo también es responsabilidad de mi dermatóloga. ¿O es que ahora los médicos solo diagnostican y se acabo el tema?.
Yo creo que su responsabilidad va más allá.
Igual que un profesor no solo debe educar sino observar y valorar le entorno del alumno.
¿Sería correcto que un profesor mantuviera los ojos cerrados a un posible maltrato a un alumno en su casa, solo por el hecho de que su deber es solo el de educar?
Pues en este caso yo lo veo igual.
Si mi dermatóloga sabe que yo no quiero quitarle el pecho a mi hijo, ¿por qué no se molesta en averiguar si ese medicamento es compatible con la lactancia materna?
¿No sería para ella más fácil que para mi?
Y más sabiendo que el estado emocional del paciente influye sustancialmente en el desarrollo de la enfermedad.
Entonces si para mí va a ser complicado el hecho de quitar el pecho a mi hijo, ¿por qué no se preocupa de ver si es viable o si hay algún tratamiento alternativo?
No, lo más fácil es abreviar y no buscarse complicaciones.
Así que de la consulta salí con el ánimo por los suelos. Pensando como haría para destetar a Boliche en 15 días y pasarlo lo menos mal posible.
Esa noche tuve que darle el primer biberón a Boliche con todo el dolor de mi corazón al ver que él no lo quería y lloraba por la teta. ¡Que mal lo pasamos!.
Pensé en quitarle 2 tomas la primera semana y el resto la segunda. Me parecía tan poco tiempo el que tenía…
Pero yo que seguía erre que erre con el mismo tema, me negaba a aceptar esa realidad, así que (gracias otra vez a mi cabezonería y al apoyo de mi marido) me puse a buscar información sobre el tema.
Escribí a Dr. Carlos González y le pedí ayuda. Esa fue la primera vez que contactamos y desde entonces no ha sido más que una ayuda imprescindible para mí. Y por eso le estaré eternamente agradecida.
Me dijo que el no veía problema ninguno por seguir con la lactancia y el tratamiento propuesto y me remitió a alguna web y al Hospital de Denia (perteneciente a la iniciativa Amigo de los niños desde 1998)y además me envió varios estudios realizados de pruebas del medicamento en cuestión y de la compatibilidad con la lactancia.
En el Hospital de Denia conseguí hablar con el jefe de pediatría que me confirmó y explicó lo que en la web e-lactancia decía la respecto. Y me corroboró los datos que me había enviado el Dr. González.
Una luz de esperanza aparecía en el horizonte para nosotros.
Pero faltaba todavía una semana y yo le había quitado 2 tomas a Boliche.
No tenía intención de quitarle ninguna más pero tampoco me podía arriesgar a seguir con la teta y que luego la dermatóloga se negara a darme el tratamiento, porque lo que tenía claro era que iría con la verdad y ya veríamos que pasaba.
Y lo que tampoco podía hacer era quitarle el pecho de golpe, así que tiré por la calle de en medio.
Cuando llegó el día de la consulta, me presenté con una carpeta y toda la documentación que conseguí reunir.
Le expliqué todo a la dermatóloga y le pasé toda la información.
Eso sí, todo con un cuidado exquisito pues no quería que se molestara por “entrometerme y cuestionar su opinión”, no vaya a ser que se le hiera el orgullo a la doctora y la liemos más gorda.
Después de estar bastante rato leyéndose toda la documentación, me dijo que estaba de acuerdo y que podía seguir con el pecho.
¿Qué?, ¿Cómo?, ¿así de fácil?.
Sí. Ella solo me lo había recomendado para curarse en salud, vino a decir con sus explicaciones.
O_O
Y yo no sabía si reír o llorar.
Estaba feliz porque podría seguir dándole el pecho a mi hijo, pero estaba terriblemente enfadada con aquella mujer, ¡¡¡precisamente una mujer!!!, que le había importado una mierda que yo lo hubiera pasado francamente mal esos 15 días dándole vueltas al coco constantemente, buscando información por todas partes, estrujándome el cerebro buscando una solución favorable para nosotros.
Todo daba igual, ella solo quería salvar el culo de la manera más fácil, rápida y cómoda.
Muchos conocidos y/o amigos me preguntaban y algunos no llegaban a entender el por qué de mi obcecación. Incluso les parecía mal.
Y yo…, bueno yo, daba pocas explicaciones. Si no lo entendían poco podía hacer yo.
Es algo difícil de explicar. Se trata de luchar por un derecho.
Solo podía decir, SI LA SALUD DE MI HIJO PELIGRARA YO NO DUDARÍA NUNCA, JAMÁS LE PONDRÍA EN PELIGRO, pero si no es necesario ¿por qué voy a tener que dejar de hacer algo que mi hijo sigue necesitando?
¿Tan difícil de entender es eso?
Continuará…
P.D: Igual se va a pasar de extenso, pero no quiero dejarme nada en el tintero.
Quiero explicar detalladamente que y como han influido las acciones de otras personas en el destete de mi hijo.
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