"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

martes, 27 de marzo de 2012

Vamos a contar mentiras, tralará...

Llevo días para contaros como fue el día de Boliche en la granja escuela pero como ando liada con la Sra. Q y con mil historias más, no encuentro momento. Hace un rato el leído el post de Suu y me he dicho, no lo dejes más, que al paso que vas lo cuentas el día de la graduación.

Y hablando de "La Sra. Q", me preguntáis muchos que de qué va el tema. No puedo decir nada todavía, pero es un relato que está relacionado con el blog. Dentro de poco se irá resolviendo el tema.
Como le decía a Tricius el otro día por el TW, no tengo intención de que convertir esto en un "Santa Bárbara 2" pero no seáis impacientes, todo a su tiempo ;)

Volviendo al tema que nos trae, hace unas semanas Boliche estuvo en una granja escuela. El pueblo donde se encuentra localizada es Chapinería.

Boliche se lo pasó teta!

Vino emocionado y derrotado de cansancio. No pararon de hacer cosas chulas y además no hubo siesta, claro.
Vieron mucho animales, que él ya conocía e hicieron muchas actividades. Jugar, pintar, hacer pan, etc.
Nos contó todo lo que había hecho, pero lo que más le llamó la atención fue:

- Que había un toro.
- Que había un ternerito que quería la teta de su mamá.
- Que se pudieron montar en un burro.

Lo del toro no me sorprende porque tenemos la casa llena de toros y de caballos, de juguete, of course.
Lo de la teta... tampoco me sorprende, claro, Boliche-teta, teta- Boliche, dos palabras, un solo concepto.
Y lo del burro. Aquello debió de ser un momentazo. Me hubiera encantado verlo, pero me lo imagino.
Boliche subido en el burro, entre nervioso y asustado pero pletórico y felizmente emocionado mientras los demás compañeros le jaleaban.

" Boliche, Boliche, Boliche!!!"

Al parecer según nos contó, cada vez que se montaba algún niño en el burro, el resto de compañeros le acompañaba con sus gritos, animándole y jaleándole. Me lo estoy imaginando!

Después de el tiempo que ha transcurrido, cuando se acuerda de la granja, lo que más comenta es lo del ternerito-teta-mamá. Lo dice y se ríe, con esa risa pilla tan adorable que tiene. Luego viene y dice, como la teta de mamá...

- eh eh un momento!, comó que como la teta de mamá?????, me estás diciendo que soy una vaca?????

Y se ríe el muy bandido...

- Nooooo que la vaca le da de comer teta, como mi mamaaaaaaaá
- Aaaaah vale, creíaaaaaaa

Y se muere de risa mientras le torturo con millones de cosquillas.
Me encanta hacerle cosquillas, os lo he dicho alguna vez?. Es adictivo escuchar sus carcajadas. Es genial.

Y que tiene todo esto que ver con el título?, ahora voy con ello.



Cuando llegaron de la granja, le fui a buscar como todos los días. Nos acercamos a casa de los abuelos a merendar y después de estar un rato allí, yo me fui a hacer unos recados y luego me fui a casa. Su padre se acercó a recogerlo y luego vinieron los dos a casa.
Según entraban por la puerta Boliche venía pidiendo un zumo (de brik) y le pregunto si no ha tomado ya un zumo en casa de la abuela (los miércoles va su primo a casa de la abuela y meriendan siempre un zumo y fruta)...

- No has tomado zumo en casa de la abuela?
- No
- Seguro?
- (me mira con cara de no estar diciendo la verdad pero él sigue con su idea) Seguro
- No me estarás mintiendo?
- No
- Entonces puedo llamar a la abuela para preguntarle?
- No! (empieza a poner cara de enfadado)
- Boliche, si me mientes me voy a enfadar, sabes que no está bien mentir, verdad?
- No la llames!
- Dime la verdad porque la voy a llamar, has tomado zumo en casa de la abuela?
- Nooooo!!!

Si no lo supiera con seguridad quizá no hubiera llamado, pero estaba segura de que había tomado ese dichoso zumo.

Esta ha sido la primera vez que me enfrento a una situación así con él. Sabía que tarde o temprano se tendría que dar, va en la evolución del ser humano.  Pero no por ello deja de "fastidiarme" y fascinarme a partes iguales.

Cuando digo "fastidiarme", me refiero al hecho en si de saber que alguien te está mintiendo, en este caso un enano de 3 años cuya mentira más peligrosa puede ser eso, decir que se no se ha tomado ningún zumo cuando no es cierto.
Hablando de verdades, ciertamente, valga la "rebuznancia", lo que me molesta es que haya empezado tan pronto.
Yo, en mi inocencia de madre primeriza, pensé que esto de las "trolas" empezaría algo más tarde, más o menos como a los 18 5 años, pero o el niño me ha salido precoz no solo con los casamientos o es que yo estaba muy equivocada.

Os podéis imaginar como acabó la cosa..., llamada a la abuela, la abuela que no sabe de que va la cosa y dice la verdad (porque si le digo de que va la milonga es capaz de soltar otra trola con tal de echarle un capote a su adorado nieto), que efectivamente el pipiolo ya se ha tomado un zumo con su primo como todos los miércoles y por consiguiente charla seria, larga y profunda con Boliche de por qué no se debe mentir (y menos a papá y a mamá).

Boliche llorando se queda sin zumo, lo-siento-pero-las-cosas-no-son-así-la-próxima-vez-hay-que decir-la-verdad-querido... y bla bla bla.

Ahí se quedó la cosa hasta que por la noche cuando ya se está metiendo en la cama (KO total por el día tan intenso en la granja) le pregunta su padre seriamente,

- Bueno Boliche, entonces que has aprendido hoy de lo que ha pasado esta tarde?
- Que no se relincha

O_O

Jajajajajajajajaja, una hora casi con el rollo de la mentira y te sale con esas!
Ni que decir tiene, que como somos fans de los cuentos ya estamos dándole caña a Pinocho y a Pedro y el lobo... faltaría más.

¿Cómo afrontáis vosotros con vuestros hijos el tema de las metiras?




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viernes, 23 de marzo de 2012

La Sra. Q (III)

Hablar con Luciana, o Nana como la llamaban los de casa, seguía resultándole relativamente "incómodo" después de tantos años.

Le había costado mucho tiempo superar aquella ruptura. Siguió enamorado de ella mucho tiempo después. Y aunque él creía estar convencido de que aquello ya era agua pasada, lo ocurrido hace tres años volvió a resucitar viejos fantasmas que le acompañaban en silencio hasta el día de hoy.
Estaba convencido de que su especialidad eran las relaciones tortuosas. Luciana y Teza eran una prueba de ello.
Pero lo de Luciana se había vuelto a convertir en un libro sin terminar.

Si cerraba los ojos unos segundos aun podía percibir el perfume de su piel, suave, tibia y aun firme.


Nick nunca perdió el contacto con la familia de ella. Esos lazos de cariño y amistad siempre se mantuvieron fuertes y vivos.
Cada cuatro o cinco años, Nick viajaba hasta Nápoles para ver a todos, especialmente a Giuseppe, al que quería casi como a un padre.
Giuseppe siempre le insistía en que se quedara allí con ellos viviendo, trabajando. Pero Nick prefería mantenerse del lado de la legalidad. Intentando evitar cualquier contacto con cualquiera de los asuntos turbios que rodeaban a la familia del napolitano.

Tres años atrás, durante el verano más caluroso que él recordaba haber vivido, Giuseppe le llamó para encargarle un trabajo. Todo legal. Una pequeña investigación sobre un posible socio con el que estaban valorando iniciar un "business".
Después de recabar toda la información necesaria, Nick cogió un vuelo rumbo a Napoles para informar a Giuseppe de sus averiguaciones y aprovechar para pasar unos días con ellos, pues hacía ya bastante tiempo que no los veía.

La estancia en casa de "el Napolitano" resultó tan agradable como siempre. Conocía a toda la familia como si fuera la suya propia.
La estima entre ambas partes era recíproca por lo que pudo disfrutar de eternas y estimulantes charlas con el viejo, momentos de juegos con los más pequeños de la casa, confidencias con Helena, a la que era imposible no querer por su divertida forma de ser, y como siempre alguna que otra clase gastronómica de manos de Esther, más conocida por todos como "Teté", una mujer ya mayor de ojos inescrutables y origen español a la que Giuseppe contrató en Suiza cuando Zhu Yingtai falleció para que cuidara de Luciana y de Helena mientras él salía a la faena. Y a la que se llevaron a Napoles cuando Giuseppe decidió que sería mejor regresar dado su delicado estado de salud por aquel entonces.

Todo iba bien hasta que la noche antes de partir Nick, cuando toda la casa dormía, Nana se coló dentro su habitación.
Él acababa de quedarse dormido cuando se despertó sobresaltado al notar que alguien le ponía la mano en la boca.
La ventana estaba abierta y al abrir los ojos la luz de la luna le descubrió a una Luciana desnuda sentada al borde de su cama.

Nick hizo intención de decir algo pero ella volvió a ponerle la mano en la boca y se llevó la otra mano a su boca para indicarle que se mantuviera en silencio.

Para mayor sorpresa vio como Nana se recostaba en la cama junto a él.
Se miraron en la oscuridad durante un tiempo que Nick no supo calcular.
Luciana acercó su mano al rostro de Nick y acarició sus mejillas y después, suavemente, su pelo.
Atrajo su cabeza hacía ella y comenzó a besarle.

Su lengua sabía a deliciosa menta y él sabía por qué.
A Nana le gustaba tomarse un té con menta antes de irse a dormir. Una costumbre que ella mantenía desde un viaje que ambos hicieron a Casa Blanca el primer año que se conocieron.

Nick sabía que lo que estaba sucediendo no traería nada bueno. No quería volver a enamorarse de Nana, otra vez no, pero tampoco quería que aquello parara.

Se besaron, se acariciaron, se lamieron. Se dejaron llevar por el deseo que siempre habían sentido el uno por el otro.
No hubo palabras, tampoco las necesitaron, se conocían demasiado.  Sabían perfectamente lo que tenían que hacer para regalarse un placer desmedido. El sexo entre ellos siempre fue generoso, natural, curioso, apasionado, divertido.

Cuando terminaron de gozarse, sudorosos, jadeantes, abrazados, notando la sangre enloquecida correr por sus cuerpos y aun unidos como un solo cuerpo, Luciana susurró un débil "perdóname".

Esta vez fue Nick quien puso su mano sobre los labios de Luciana.

Los dos sabían que aquello no supondría ningún cambio en sus vidas, las cuales seguirían su camino sin tomar cruce ninguno. Adelante, quizá más cerca la una de la otra, pero nada más.
Y aunque conocer las cartas del juego le daba confianza, escuchar su voz siempre le hacía removerse por dentro.

- Hola Nick, ¿qué tal va todo?
- No me puedo quejar,  y tú, ¿qué es de tu vida?
- Sin novedad, ya sabes..., imagino que llamas para hablar con papá
- Sí, necesito hacerle una consulta.
- Está con el doctor en la biblioteca, ¿quieres que le de algún recado?
- ¿Le ocurre algo malo, Nana?
- No, solo se trata de un chequeo rutinario, nada importante.
- Ah, está bien.
- Le diré que te llame..., espera Nick, creo que el doctor ya se ha marchado. Te voy a pasar la llamada a la biblioteca.
- Gracias Nana.
- Cuídate Nick- y antes de que Nick pudiera decir nada más, se escucharon varios tonos.

- Pronto!
- ¿Como estás Giuseppe?
- ¡Nick!, ¿cómo te va la vida, hijo?- le preguntó Giuseppe con tono alegre.
- Bien, no me puedo quejar. Trabajo no me falta.
- Y es por trabajo por lo que me llamas, ¿verdad?
- Sí.
- Nick, ya sabes que no me gusta tratar temas de trabajo por teléfono. - Nick ya sabía lo que el viejo le iba a proponer. - ¿por qué no vienes a pasar unos días con nosotros y me lo cuentas?
- Lo sé, por eso estoy en el aeropuerto, listo para embarcar, pero no podré quedarme mucho tiempo.

A través de la linea se escuchó la carcajada del viejo Giuseppe - Bien hijo, te mandaré a Tonino para que te vaya a recoger.
- Llegaré a las 20.00
- Perfecto Nick. Todos se alegrarán mucho de verte.




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miércoles, 14 de marzo de 2012

La Sra. Q (II)

Se pasó más de media noche mirando al techo y pensando en todo lo que había ocurrido aquella tarde.

Le resultaba imposible quitarse la imagen de aquella mujer de la cabeza. No había forma de conciliar el sueño y el calor que hacía en su apartamento no ayudaba tampoco.
Otra vez se había estropeado la maldita caldera y era imposible bajar el termostato de los 30º.

Estaba tumbado sobre la cama y solo llevaba puestos los calzoncillos, pero aun así el calor se le hacía insoportable.
Se levantó de la cama y se acercó a la ventana a fumarse el décimo cigarro de la noche, pero después de encenderlo y darle dos caladas, lo apagó y se fue a su mesa de trabajo para coger la nota que había dejado aquella mujer dentro del libro.

No le hacía falta leerla porque sabía perfectamente lo que ponía pero cogerla le hizo sentirse más cerca de aquella atractiva mujer. A pesar del calor sintió como se le erizaba el vello.


Aun no eran las seis de la mañana pero decidió ponerse en marcha. Presentía que le esperaba un largo día.

Después de darse una ducha bien fría, se puso una toalla atada a la cintura y se fue a la cocina a poner en marcha la cafetera.

Mientras terminaba de secarse pudo ver en el espejo que a pesar de la mala noche que había pasado, tenía un aspecto bastante decente.
Aunque ya había pasado de los cuarenta, su cuerpo no tenía nada que envidiar al de ningún venteañero. Aquellos dioses de los que su madre siempre le hablaba en su niñez, le habían agraciado con un cuerpo atractivo y fácil de mantener en forma. Quizá por eso, nunca había puesto especial atención en cuidarlo.

Se vistió con ropa cómoda. Unos jeans desgastados, camiseta de algodón blanca y un jersey de lana fino. Se calzó las deportivas y mientras se tomaba el café fue preparando la mochila con lo que creyó necesitaría ese día.

Aun era pronto para contactar con nadie pero ya tenía claro que solo habría una persona sobre la tierra que le podría asesorar con seguridad sobre el asunto de la Sra. Q.

Giuseppe "el napolitano".

Él conocía lo que se cocía en la mafía china tan profúndamente como podía conocer a la camorra napolitana.

Integrante e hijo del que fuera durante muchos años la mano derecha del capo de la camorra napolitana, con 29 años conoció a Zhu Yingtai, hija de un conocido mafioso chino, durante una fiesta que se celebraba en Niza para festejar los 90 años de Chen Zanghao, gran patriarca de una de las bandas mafiosas más importantes de China.

Durante aquella celebración se llevaron a cabo varios acuerdos entre las bandas, pero algún integrante de la mafia china intentó sacar más provecho de lo acordado y las relaciones se rompieron de la peor manera.
Meses después, Giuseppe y  Zhu viendo que cada vez les resultaba más complicado  y peligroso mantener su relación en la sombra decidieron fugarse a Suiza y poner tierra de por medio con ambos clanes.

De aquella unión nacieron Luciana Zhu y Helena Zhu. Pero la vida de Zhu Yingtai se apagó durante el parto de su última hija.

Giussepe crió a sus hijas varios años solo hasta que una angina de pecho y el miedo a dejarlas solas en un pais donde no tenían a nadie a quien recurrir, le hizo tomar la difícil decisión de volver a casa. A su Nápoles natal.

La acogida en el seno familiar después de tantos años no fue tan delicada como él esperaba pero el precio a pagar sí iba a resultar caro.
Giuseppe tendría que ocupar el lugar de su padre en clan.
Seis meses antes de la llegada de Giuseppe a Nápoles, éste había fallecido de un infarto agudo de miocardio mientras dormía.

Nick conoció a Luciana en un viaje a Roma y aquel encuentro hizo que Nick pasara largas temporadas visitando tierras italianas.
Todos pensaban que aquello acabaría en boda pero Luciana cambio de idea cuando conoció a Miguelino, un chulo de tres al cuarto, marchante de arte y estafador que después de dejar embarazada a Luciana se largo por "recomendaciones" de Giuseppe ante su negativa a pasar por la vicaría.

De todo aquello, no solo acabaron con el corazón roto Luciana y Nick. El propio Giuseppe sufrió con la marcha definitiva de Nick, del cual tenía toda su confianza y estima.


Nick marcaba el teléfono de la casa familiar de Giuseppe y cientos de recuerdos de aquellos tiempos volvieron a su memoria.
Mientras intentaba digerir aquellos recuerdos agridulces, alguien descolgaba el aparato en una casa en el barrio del Vomero, a miles de kilómetros de la ciudad que se hallaba bajo sus pies.

- Pronto...
- Hola Nana, soy Nick



Continuará...



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lunes, 12 de marzo de 2012

La Sra Q.


Escogió una mesa cerca del gran ventanal que daba a la calle.
Era un día lluvioso y gris. Apenas se podían distinguir las caras de los transeúntes. Un baile de gabardinas y paraguas era todo el espectáculo visible tras el cristal.

Colocó su abrigo en el perchero que había colgado en la pared y se acomodó en la silla de forma que desde su posición podía ver a todo el que entraba y salía del local.

La camarera se acercó contoneando sus hermosas caderas y se colocó frente a él, libreta en mano.
Él no esperó a que ella le preguntara. Nunca lo hacía.

- Lo de siempre. Gracias.

Y Annette se marchó como había llegado, en silencio.

No sabía si por el día o por qué pero hoy se había levantado con la sensación de tener una sombra rondándole la cabeza. Lo cierto es que sí sabía qué era lo que le rondaba.
Teza no se había ido, seguía ahí, metida en su mente. No conseguía que saliera de su pensamiento. Ella siempre sabía como atormentarle, incluso cuando les separaban miles de kilómetros.

- Aquí tienes tu café, Nick.

El viejo le había traído su café humeante, y eso le hizo sentirse nuevamente incomodo.
Siempre era mejor cuando Annette le traía el café y le mostraba descaradamente el escote mientras se agachaba de forma exagerada para servirle la leche.

- Gracias Rock, ¿como va la cosa? - le preguntó al viejo, aunque ya sabía cual iba a ser la respuesta. Siempre era la misma.

- Jodidamente Nick, estos cabrones nos van a llevar a la ruina- y mientras decía la útlima palabra se dio la vuelta y se marchó refunfuñando.

Miró de nuevo su teléfono y comprobó que no tenía ningún mensaje nuevo. Estaba a punto de coger el sobre del azucarillo cuando de pronto se escuchó la campanilla de la puerta. Levantó la cabeza y la vio entrar.

No podía explicar por qué, pero sabía que ella era la persona que estaba esperando. Así se lo había dicho ella misma cuando le llamó desde un teléfono oculto, como hacían todos los contactos, "sabrá que soy yo cuando me vea".

Se quitó el pañuelo que cubría su cabeza y se acercó con paso tranquilo y sensual hasta la mesa de Nick.
Sin quitarle la mirada de encima se sentó en frente de él. Dejó sobre la mesa su bolso y el libro que llevaba en la mano.
Sin decir nada, le estuvo observando durante unos segundos y luego le quitó el sobre del azúcar que llevaba en la mano.
Lo abrió lentamente, mientras seguía clavándole la mirada y casi sin pestañear. Vertió el contenido en la taza de Nick y después cogió la cucharilla, la introdujo en la taza y removió despacio el café.
Cuando terminó, la dejó sobre el platillo. Cogió la taza por el asa y le dio un pequeño sorbo.
Volvió a dejar la taza sobre el plato, sacó del bolso un pañuelo de hilo fino con el que se limpió los labios. Guardó nuevamente el pañuelo en el interior del bolso  y se levantó.
Se quedó de pie, junto a él, mirándole, como esperando a que él dijera algo. Pero Nick no supo qué decir. No entendía nada. Se sentía confuso.

Nunca antes había tenido que ver a ningún contacto. Sus trabajos siempre eran anónimos. Sus pagadores nunca daban la cara. Sus clientes solo eran números para él.
No entendía por qué esta vez la clienta había querido conocerle en persona. Ni siquiera sabía en que consistía su misión.

Después de unos segundos ella cogió su bolso, se dio la vuelta y se encaminó hacia la puerta del bar. Agarró el picaporte de la puerta y tiró de él volviendo a hacer sonar la campanilla que colgaba del techo, pero antes de salir se giró y volvió a mirarle.
Nick sintió como el corazón le latía fuertemente. Le pareció ver un brillo extraño en los ojos de la desconocida y un ligero temblor en la comisura de sus labios.

Pestañeó y cuando abrió los ojos ella ya no estaba allí.

Durante varios minutos se quedó inmóvil, mirando la puerta, esperando que volviera a entrar, echando de menos a esa mujer de la cual no conocía nada, ni su nombre tan si quiera.
Y mientras se preguntaba como se podía echar de menos a alguien que no se conocía, bajó la mirada y vio el libro que ella había dejado en la mesa minutos antes.

Levantó la mano e hizo amago de cogerlo pero su mano se paralizó a medio camino. Dudó, y luego alargó la mano hasta cogerlo.

Le sorprendió ver que era la versión de Samuel Griffith de "El arte de la guerra" de Sun Tzu.
Nick no lo había leído pero lo conocía. Tenía muchas referencias sobre el autor chino y sus estrategias militares.

Lo tomó entre sus manos y pasó rápidamente sus hojas. Al hacerlo una pequeña nota cayó y a punto estuvo de colarse en su taza de café.

En la nota se podía leer un texto muy breve con una caligrafía fina y un trazo firme.

Nick leyó la nota mentalmente y volvió a mirar en dirección a la puerta con la esperanza de volver a ver entrar a la misteriosa mujer, pero ella no apareció.
Bajo la mirada y volvió a leer, esta vez en voz baja.

 "No siempre en el amor y en la guerra vale todo. La banda de Xiao Jiu Wu tiene retenida a la "Reina".
Usted pone el precio. Mañana le llegará un sobre con el listado de los agentes colaboradores.  Q."



Continuará...


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miércoles, 7 de marzo de 2012

En la granja de Boliche ia ia oh

En estos momentos Boliche junto con sus compañeros de clase está disfrutando de su primera excursión.

Quién le verá!

Que momento tan emocionante. Su primera excursión. Y no podía haber sido a un lugar mejor. Una granja escuela.
Esta mañana se ha levantado dando un salto mortal, como dice la canción, y me ha dicho de carrerilla lo que les debió repetir ayer la seño unas 400 veces.

- Que no se grita en la granja
- Que no se acerca uno a las vacas
- Que hay que ponerse crema en la cara para no quemarse con el sol

Ays!, como me gustaría poder verle por un agujerito.
Se que va a disfrutar enormemente porque le encantan los animales.



No creo que haya ningún animal de la granja que no conozca ya.
Desde pequeño está acostumbrado a verlos porque cuando vamos a Asturias los ve a diario.
Especialmente tiene pasión por los caballos. Ya he perdido la cuenta de los caballos de juguete que tenemos por casa.

Y desde hace unos meses hemos ido comprando los fascículos que sacaron de "animales de Granja" en los kioskos. Los tenemos casi todos con su libro correspondiente. Ya no sé ni donde meter tanto bicho.
Los tiene a todos metidos en la bañera y todas las tardes van al agua con él. Aquello parece el desfile del orgullo gallinero.
Ahora dame el pavo, ahora dame la vaca, ahora dame la yegua, ésta no que no se habla con el caballo. El jabalí hoy castigado que se ha portado mal, y la caseta del perro que va a ser la barca de los pollos y los gatos...
Les salva que estos no sueltan plumas, pelos ni van dejando regalitos apestosillos por casa.

Estoy deseando que llegue esta tarde para que me cuente todo lo que ha visto.

No sé si seguirán haciendo las mismas cosas que se hacían en esos sitios cuando yo era pequeña.
Aun recuerdo el susto que me dio un caballo cuando nos estaban dando una vuelta y el animal decidió darse una carrerita conmigo encima. Me bajé de caballo y solo me faltó besar el suelo.

De aquella también se hacía pan en la granja escuela. Nos daban un trozo de masa y nos decían que hiciéramos la forma que quisiéramos, excepto de bola.
Recuerdo que yo hice un lazo de pajarita. Salió tan crujientito del horno..., pero yo a diferencia de mis compañeros, no me lo comí. Lo guardé y estuvo dando vueltas varios años por mi habitación.
Ya apuntaba yo maneras con eso del síndrome de Diógenes.

Ahora por suerte, eso de guardar el pan durante años por la casa lo he superado jejejeje y solo guardo, bolsas, cajas, y cualquier cosa que crea que "esto me puede servir para.."

Bueno que me lío con mis rarezas y aquí hemos venido a hablar de mi libro la excursión de Boliche.

Pues volviendo al tema de hoy. Boliche iba un poco preocupadillo por si en la granja iba a haber leones, tigres y lobos. Pero una vez despejadas sus dudas, se ha puesto su mochila a la espalda y ha salido de casa super feliz.

Cuando hemos llegado al cole ya esperaban los autocares (esa palabra todavía se dice?, es que hace tanto que no la uso que ya no sé si se pasó de moda...) en la puerta para cuando salieran los niños.

Me hubiera encantado quedarme allí para verle salir y poder decirle adiós con la mano, pero aun iban a tardar bastante. Así que me he tenido que ir de allí muerta de la envidia viendo como otras mamás se quedaban esperando para verles salir.
Que pena me ha dado, es su primera excursión e iba realmente emocionado. Cuando salga y vea el pelotón de papás diciendo adiós a sus compañeros, igual le da por preguntarse dónde estará su mamá, o a lo mejor va tan entusiasmado con la idea de la granja que ni se da cuenta. Quién sabe?

En cualquier caso estoy segura de que se lo va a pasar teta. Y espero que la seño se haya llevado la cámara para hacerles alguna fotillo por allí.

Ya os contaré si hay alguna anécdota digna de mencionar. Yo mientras tanto, cuento las horas para verle y que me cuente sus aventuras en la granja (de Boliche ia ia oh)




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viernes, 2 de marzo de 2012

Panic is in the air


Camino del cole a casa...


Teta: Qué tal en el cole?
Boliche: Bien


... Nos adelanta una niña muy pizpireta...

Diana*: Adiós Boliche!
Boliche: Adiós Dianaaaaaa

... seguimos caminando...

Boliche: mamá, mañana me voy a ir a casa con Diana
Teta: a qué vas a ir a casa de Diana?
Boliche: me voy a casa con Diana
Teta: pero, para qué vas a ir a su casa?
Boliche: noooooo!!!! que me voy a casarrrrrrrr con Dianaaaaa!!!!!!




QUEEEEEEEEEEEEE??????!!!!!!!!!!!! (grito ahogado de pánico y sudores fríos corren alocados por mi espalda mientras me tiemble la mano que agarra la mano de Boliche)

Esta bien, está bien, cálmate Teta, que no cunda el pánico. Que tu hijo no note que estás al borde del llanto y que solo quieres coger a esa lagartona por los pelos para preguntarle qué cojones le ha metido a tu hijo en la cabeza con esas cosas del casamiento.

Respira hondo....

Teta: Que dices cariño?
Boliche: que me voy a casar con Diana y van a venir las mamás y los papás y las abuelas.

Eso, encima no invites a tus abuelos, que ya verás como se lía parda...

Teta: Y por qué os vais a casar? (pregunto yo con un ligero temblor de voz esperándome lo peor)
Boliche: porque queremos.

Joder, con el niño, que clarito lo tiene.

Teta: y eso de los casamientos quien te lo ha dicho?
Boliche: yo que soy muy listo.

Creo que me voy a desmayar, rápido busca algún sitio donde apoyarte!!!!
Esta bien, cambiemos de táctica.

Teta: y cuando se entere Alex que te vas a casar con Diana... no creo que a ella le guste.
Boliche: pues no se lo decimos. Es un secreto.

Será cabronazooooo!!!!! si es que todos los hombres son iguales!!!!!!!

Teta: cariño, pero no está bien mentir, verdad?
Boliche: es un secreto.


Eso y encima ahora me chantajea y me usa de tapadera!!!! que fuerrrrrte!!!!

pi pi pi pipi pipip pi

Papá de Boliche: Diga?
Teta: cariño... tenemos un problema...


La conversación entre Teta y Boliche es 100% real.
El nombre real de la niña pizpireta (roba hijos) no es Diana, pero lo usaremos para preservar la identidad de la ... ejem... susodicha.




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