"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

miércoles, 14 de marzo de 2012

La Sra. Q (II)

Se pasó más de media noche mirando al techo y pensando en todo lo que había ocurrido aquella tarde.

Le resultaba imposible quitarse la imagen de aquella mujer de la cabeza. No había forma de conciliar el sueño y el calor que hacía en su apartamento no ayudaba tampoco.
Otra vez se había estropeado la maldita caldera y era imposible bajar el termostato de los 30º.

Estaba tumbado sobre la cama y solo llevaba puestos los calzoncillos, pero aun así el calor se le hacía insoportable.
Se levantó de la cama y se acercó a la ventana a fumarse el décimo cigarro de la noche, pero después de encenderlo y darle dos caladas, lo apagó y se fue a su mesa de trabajo para coger la nota que había dejado aquella mujer dentro del libro.

No le hacía falta leerla porque sabía perfectamente lo que ponía pero cogerla le hizo sentirse más cerca de aquella atractiva mujer. A pesar del calor sintió como se le erizaba el vello.


Aun no eran las seis de la mañana pero decidió ponerse en marcha. Presentía que le esperaba un largo día.

Después de darse una ducha bien fría, se puso una toalla atada a la cintura y se fue a la cocina a poner en marcha la cafetera.

Mientras terminaba de secarse pudo ver en el espejo que a pesar de la mala noche que había pasado, tenía un aspecto bastante decente.
Aunque ya había pasado de los cuarenta, su cuerpo no tenía nada que envidiar al de ningún venteañero. Aquellos dioses de los que su madre siempre le hablaba en su niñez, le habían agraciado con un cuerpo atractivo y fácil de mantener en forma. Quizá por eso, nunca había puesto especial atención en cuidarlo.

Se vistió con ropa cómoda. Unos jeans desgastados, camiseta de algodón blanca y un jersey de lana fino. Se calzó las deportivas y mientras se tomaba el café fue preparando la mochila con lo que creyó necesitaría ese día.

Aun era pronto para contactar con nadie pero ya tenía claro que solo habría una persona sobre la tierra que le podría asesorar con seguridad sobre el asunto de la Sra. Q.

Giuseppe "el napolitano".

Él conocía lo que se cocía en la mafía china tan profúndamente como podía conocer a la camorra napolitana.

Integrante e hijo del que fuera durante muchos años la mano derecha del capo de la camorra napolitana, con 29 años conoció a Zhu Yingtai, hija de un conocido mafioso chino, durante una fiesta que se celebraba en Niza para festejar los 90 años de Chen Zanghao, gran patriarca de una de las bandas mafiosas más importantes de China.

Durante aquella celebración se llevaron a cabo varios acuerdos entre las bandas, pero algún integrante de la mafia china intentó sacar más provecho de lo acordado y las relaciones se rompieron de la peor manera.
Meses después, Giuseppe y  Zhu viendo que cada vez les resultaba más complicado  y peligroso mantener su relación en la sombra decidieron fugarse a Suiza y poner tierra de por medio con ambos clanes.

De aquella unión nacieron Luciana Zhu y Helena Zhu. Pero la vida de Zhu Yingtai se apagó durante el parto de su última hija.

Giussepe crió a sus hijas varios años solo hasta que una angina de pecho y el miedo a dejarlas solas en un pais donde no tenían a nadie a quien recurrir, le hizo tomar la difícil decisión de volver a casa. A su Nápoles natal.

La acogida en el seno familiar después de tantos años no fue tan delicada como él esperaba pero el precio a pagar sí iba a resultar caro.
Giuseppe tendría que ocupar el lugar de su padre en clan.
Seis meses antes de la llegada de Giuseppe a Nápoles, éste había fallecido de un infarto agudo de miocardio mientras dormía.

Nick conoció a Luciana en un viaje a Roma y aquel encuentro hizo que Nick pasara largas temporadas visitando tierras italianas.
Todos pensaban que aquello acabaría en boda pero Luciana cambio de idea cuando conoció a Miguelino, un chulo de tres al cuarto, marchante de arte y estafador que después de dejar embarazada a Luciana se largo por "recomendaciones" de Giuseppe ante su negativa a pasar por la vicaría.

De todo aquello, no solo acabaron con el corazón roto Luciana y Nick. El propio Giuseppe sufrió con la marcha definitiva de Nick, del cual tenía toda su confianza y estima.


Nick marcaba el teléfono de la casa familiar de Giuseppe y cientos de recuerdos de aquellos tiempos volvieron a su memoria.
Mientras intentaba digerir aquellos recuerdos agridulces, alguien descolgaba el aparato en una casa en el barrio del Vomero, a miles de kilómetros de la ciudad que se hallaba bajo sus pies.

- Pronto...
- Hola Nana, soy Nick



Continuará...



Imprimir