"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

viernes, 30 de septiembre de 2011

La vuelta al cole, 2ª parte

Y así, como que no quiere la cosa... llegamos a septiembre. Y con ello la locura.

Aunque los libros y el material ya estaba comprado desde julio, aun faltaba el uniforme.
Así que, una vez terminadas las vacaciones tocaba volver al trabajo, por poco tiempo, pues teníamos la adaptación por delante y para ello me cogí 12 días más. Mis últimos 12 días de vacaciones del año.

Esos días de trabajo aproveché para comprar el uniforme completo.
Primero me pasé por el Corte Inglés (segundo día que les hago promo by the face) para hacerme una idea de lo que me iba a ahorrar, porque ya le había echado un ojo a toda la equipación en varias mercerías de Madrid y la diferencia era abrumadora.

De momento el ahorro total ha sido de 60 euros, que no está nada mal, pero aun así cuando tuve que sacar la visa a paseo casi me dan los siete males.
No recordaba yo lo caro que estaba lo del uniforme..., claro, la otra vez que lo necesité hace 23 años, lo pagó mi madre... debe ser por eso lo del olvido.

El caso es que tuve que dar mil vueltas con él. Primero para ver que hacía con el dichoso botón del pantalón y luego porque las tallas que cogí de 3 años, por increíble que parezca, eran para niños de 6.

Lo primero se solucionó en cuanto la dependienta de la tienda me comentó lo de los pantalones con cintura de elástico, algo que poco tiempo después de publicar en el blog, ya me comentasteis alguna mamá bloguera más (sois geniales).
En la reunión que tuvimos días antes de empezar el cole con la seño se lo comentamos y ella se mostró encantada por quitarle un problema de encima.
Ella contenta y yo, más tranquila.

A día de hoy Boliche va solo al baño del cole y no necesita ayuda de nadie, aunque algún que otro día vuelva a casa con el calzoncillo tipo tanga.

Desde que empezó el cole solo ha habido un día con un escape de pis.
Según nos comentó la seño porque Boliche llegó justo de tiempo al baño y cuando se estaba bajando los pantalones, se le escapó "un chorrillo".

Pese a que el tema del pantalón está solucionado, el problema con los botones sigue presente, pero creo que es un mal generalizado, por lo que hacen intensivo de botones todas las mañanas con el baby en cuanto entran en clase.
Lo que no sé, es si rezarán un rosario por botón abrochado...

Como comentaba antes, el siguiente lío con el uniforme fue con lo referente a la tallas.
El primero que le compré le quedaba enorrrrrme. Como diría mi madre, parecía que el difunto era mayor que él.
Los pantalones cortos le llegaban casi a los tobillos, y con las pinzas que lleva delante parecía que llevaba un saco.
El polo, estilo camisero y al jersey si le hubiera puesto dos correas, nos hubiera servido de camisa de fuerzas para los momentos de crisis.
Vamos que para una pasarela de David Delfín o para la peli de El Orfanato, pues genial, pero para ir al cole, como que no...

Por todo ello, me tocó dar varias vueltas a Madrid cambiando y descambiando prendas de ropa.
Si me descuido le tengo que comprar el uniforme talla 12 meses y eso que Boliche no es pequeño precisamente. Pero bueno, unos cuantos voy-vengo-vamos-llévame y todo arreglado.

Ya estaba todo preparado para el comienzo del cole, pero antes de irnos a las fiestas del pueblo (que también tocaban de aquella) tuvimos una breve reunión con la seño para llevar el material, conocerla y que nos diera las cuatro pautas más importantes para los primeros días.

La primera impresión fue buena. Es una chica más jovencita que yo y se la ve muy segura de lo que hace y dice.
No pudimos hablar casi con ella porque había más padres esperando y ella no quería salir tarde (según sus palabras), así que nos bastó con dejar el cargamento y que Boliche hiciera un escaner de su cara para saber quien sería la jefa a partir del día 12 de septiembre.


Pasamos las fiestas estupendamente y el lunes día 12, después de hacer las fotos de rigor a Boliche con su flamante uniforme, nos fuimos con cuerpo de jota y el alma encogida a la puerta del cole.
Bueno en realidad la que llevaba el alma encogida era yo, porque Boliche iba tan contento, hasta que al llegar a clase ( como debíamos hacer los 3 primeros días)..., se abrió la puerta y colgada del picaporte, cual Tarzán de los monos, salió una pobre niña dando gritos y llorando desesperadamente mientras nosotros con cara de acojone nos planteábamos si coger a Boliche en plan saco de patatas, dar la vuelta y salir corriendo sin mirar atrás.
Pero no, aguantamos como pudimos hasta que Boliche viendo el panorama se puso a llorar también y se agarró a mi cuello mientras decía entre sollozos que no quería entrar.

Normal, claro, yo es que llego a un sitio que conozco de una sola vez y me encuentro con ese panorama y salgo por pies pero vamos, que no me ven más el pelo en la vida.
Digo yo que pensaría que como mínimo en aquella jauría de llantos algún médico andaba de por medio seguro, porque es bastante similar al panorama para matar que nos encontramos cuando vamos a ver a nuestra doctora.
Así que desde ese momento tuvo bien clarito que AHÍ no quería entrar ni de coña.

Tuvo que cogerlo una mujer que había allí en la puerta echando una mano con los niños porque no había manera de soltarle de mi cuello ni de hacerle entender que tenía que quedarse allí solito hora y media para adaptarse a su nuevo entorno.
Y yo, como no podía ser de otra manera me fui de allí con la cabeza gacha para que nadie viera la chota que llevaba. Sí, se me olvidaron las gafas de sol. Gran fallo por mi parte.

Se me hicieron eternos esos 90 minutos, pero cuando llegaron a su fin, ni Usain Bolt me hubiera echado el guante. Qué velocidad, oyes!, ya podía haberme esmerado así cuando iba al colegio, que otro gallo me hubiera cantado...

Los tres primeros días, la cosa estuvo guardando  el equilibrio.
Aunque el momento de la entrada no era ni es el más adecuado para las circunstancias, ya que entran todos los niños al cole a la vez por la misma puerta y a la misma hora.
Aquello se pone como Wall St. en hora punta. Empujones y pisotones por doquier.
Pero desde cuando con 12 años se tenía prisa por entrar al cole antes de que tocara la campana, rediós? En la vida he visto yo eso!.
Bueno pues aquí, la tienen. Así que entran como búfalos en plena estampida y arrasan a todo el que ose ponerse delante.
Mal, muy mal.


No obstante, por la mañana, Boliche se levantaba con ganas de ir al cole de mayores pero cuando llegaba allí y veía a otros niños llorar, le entraba la temblaera de piernas y se venía abajo. Aunque, en realidad solo echó unas lagrimillas más el segundo día. Desde entonces no ha vuelto a llorar.
Algo debe tener que ver la teoría que se ha sacado él sobre el motivo por el que lloran algunos niños y otros no.
Según Boliche, los niños que lloran cuando van al cole es porque a sus mamás se les ha olvidado llevarle un "yogur de beber" para la hora del recreo y claro, eso es una autentica putada. Como para no llorar...
Pero como él va todos los días con su bolsita, su "yogur de beber" y su pajita, pues no hay motivo de que preocuparse. Por lo que entra muy tranquilo.

Para mí, el peor día de todos fue, curiosamente, el cuarto día de cole.
Los tres primeros días de cole teníamos que recogerles en clase, pero a partir del cuarto día, había que recogerles a todos en el patio con todos sus compis de clase y de curso.
El día que llegué a la puerta del patio para recogerle y los vi a todos sentaditos, tan quietecitos, tan pequeños... buf! que mal cuerpo se me puso.

Entre todos, estaba Boliche, tan quietecito, entre sus compañeros, mirando como entraban papás a buscar a otros niños y buscando con la mirada la cara de su mamá que le había prometido le iría a buscar en un ratito...
Se me puso un nudo en la garganta que parecían dos.
De pronto fue como volver al pasado. Casi hace tres años yo miraba a mi bebé en la cuna del hospital y me parecía el ser más frágil e indefenso sobre la faz de la tierra. Y eso me daba un vértigo terrible.
Y eso mismo sentí allí en la puerta del patio, viéndole como me buscaba entre tanta gente, con una mezcla en la cara de miedo, incertidumbre, indefensión y unos cuantos nervios.

En esos momentos me sentí fatal y ahora mientras lo escribo  esa sensación vuelve a mi y me deja un sabor amargo en la boca.
Que hay cosas peores?, hombre claro. Que no es para tanto?, pues claro que no lo es, pero yo no me sentía bien viéndole así y si dijera lo contrario o no lo contara no sería sincera.

Conseguí cogerle en brazos y mientras le abrazaba, atiné torpemente a hacer un gesto de despedida a la nueva seño de Boliche pero de mi garganta no salió ni un simple adiós. No pude.
Como no me gusta que Boliche me vea llorar, aguante y disimulé como pude hasta que llegué a casa de mi madre, que esperaba el parte informativo y me pude desquitar en el baño yo sola y bien a gusto.

Vaya día más tonto! y vaya sofoquina! ni que se fuera a la guerra el niño...
Pero que le voy a hacer, si yo... nací en el Mediterraneoooo, ah! no, calla, decía que si yo soy "asín"·




Continuará...





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miércoles, 21 de septiembre de 2011

La vuelta al cole, 1ª parte

Este año el eslogan de los grandes almacenes por todos conocidos y cuyo nombre no voy a publicitar (modo Anne Igartiburu ON, solo diré que empieza por "corte" y acaba por "inglés", modo Anne Igartiburu OFF), tiene un significado muy especial para nosotros.

LA VUELTA AL COLE, está suponiendo un gran salto para la familia y especialmente para Boliche.
Realmente, siento vértigo al echar la vista atrás y ser consciente de lo rápido que ha pasado el tiempo.
En pocos meses, Boliche ha evolucionado y ha dejado de ser "un bebé" para convertirse en "un niño mayor". Es lo que tiene ir al cole de mayores, claro.
Y para ello hemos tenido que superar distintas etapas. Uno como sujeto agente, como es el caso de Boliche, el gran campeón de la operación "ME HAGO MAYOR", y otros como sujetos pacientes, osea mi socio y una servidora, que lo hemos llevado... como buenamente hemos podido con tanto sentimiento encontrado de alegría, incertidumbre, ilusión, añoranza y unos cuantos etcéteras.

La tres etapas más delicadas eran,

A) "Control de esfínteres", también llamada "OPERACIÓN ACLEDJL".
B) "Tolero y acepto masticar cosas más duras que el puré".
C) No necesito el chupete porque "ya soy mayor"


Saltándome el orden establecido, podemos afirmar con rotundidad que la etapa C "no necesito el chupete" ha sido un autentico... fracaso.
Al verse acorralado el sujeto agente llegada la fecha de entrega del preciado objeto a los caballos y las vacas asturianas según lo pactado, cosa que Boliche por su escasa noción del tiempo veía muy lejano, se vio obligado a prorrogar el plazo de entrega, concretando como nueva fecha estas navidades.
Vamos, que Boliche nos hizo la doce-trece y de dejar el chupete nada de nada. Cuando vio las vacas, nos dijo a su padre y a mí con total solemnidad, "el chupete a las vacas no, mejor a Papá Noel".
No sabe na...

Teniendo en cuenta que en unos días se nos venía encima un cambio considerable, decidimos no forzar la máquina y esperar un poco más. Total, que más da esperar 3 meses más.


Todo lo contrario ocurre en lo referente a sus hábitos alimentarios.
En pocos meses, Boliche, ha pasado de comer básicamente purés, fruta en trozos y galletas (además de guarrerías como las patatas fritas o los gusanitos), a ser un magnífico comensal, objetivo que yo veía harto complicado de conseguir ante su negativa tajante de introducir cualquier alimento nuevo que hubiera que masticar al menos un par de veces antes de echarse al buche.

Hoy por hoy, no solo come una gran variedad de alimentos, carnes de todo tipo, pescados, huevos, frutas, legumbres, embutidos y cereales, sino que además come con alegría y apetito.
Lo único que no conseguimos que coma, si la forma de prepararlo no es en puré, es la verdura.
Pero quejarse sería injusto, teniendo en cuenta que el progreso ha llevado velocidad de crucero.

El tema está cuando en octubre empiece en el comedor... pero eso ya será otro cantar.

Lo cierto es que ahora da gusto verle comer.
Se ha vuelto un absoluto fan de la "sopita" algo increíble de creer si tenemos en cuenta que cuando antes le caía un fideo en la boca le daban unas arcadas tremendas.
Los macarrones, el arroz, las lentejas, el jamón del güeno, en fin, de todo. Así que con el tema de la comida podemos decir eso de "prueba superada".

Y por último y por ello no menos importante, sino todo lo contrario, llegamos a la etapa que más me quitaba el sueño, el CONTROL DE ESFINTERES.

Saber reconocer y avisar cuando las ganas de hacer pis llegaban fue bastante fácil. Un par de días de escapes y asunto arreglado.
Si bien es cierto, que a día de hoy, todavía usamos el pañal para dormir por la noche porque el consumo de líquidos sigue siendo considerable.
Es más, curiosamente, ahora gastamos más pañales por la noche que antes de la operación pañal.
Aunque alguna noche se levanta con el pañal totalmente seco, ha habido noches de tener que cambiarle hasta 3 veces de pañal por sufrir escapes.

Mi teoría, no sé si acertada o no, es que antes hacía mayor número de pises de menor cantidad y ahora aguanta más por lo que cuando hace pis la cantidad es tan grande que el pañal no es capaz de absorber rápidamente y en tan poco tiempo tanta cantidad de pis, por lo que acaba desbordándose y saliéndose del mismo.
Después de diferentes pruebas, hemos verificado que no hay pañal ni talla que resista ese tsunami.

En realidad lo que más me preocupaba no era si Boliche iba a tardar mucho en controlar el pis y la caca, ni tampoco me preocupa que no controle por la noche, lo que me preocupaba era el estreñimiento como causa o como efecto de la retención voluntaria de la caca.

Boliche desde los 5 meses, aun con la lactancia exclusiva, ya comenzó con pequeños problemas de estreñimiento, y no porque tardara varios días entre las deposiciones sino porque cuando lo hacía, sus cacas eran duras y por ello resultaban dolorosas.
(Uy... deposiciones, que fina me he vuelto, mon dieu...)

Y eso fue lo que pasó cuando quitamos el pañal, que Boliche, empezó a dejar de hacer caca, ni con pañal ni sin él. Nada.

En varias ocasiones tuvimos que recurrir a los "popositos" (supositorios) como él los llama, sobre todo cuando después de varios días, masajes, zumos, y demás, el dolor de tripa le hacía llorar.

Su estreñimiento se vio incrementado por el hecho de tener que hacer "cacuni" en el retrete, ese gran desconocido, pero eso lo pudimos solucionar bastante pronto con la ayuda de una de las mamás blogueras que pasa por aquí habitualmente (cada día me parece más alucinante todo lo que obtengo de otras mamás a través del blog).
"Por fin yo misma", me dio un consejo fantástico sobre como quitarle el miedo a sentarse en el retrete y hacer caca. Tan fácil como contarle el cuento de la Sra. Caca y sus cagarritos.
Sé que ella lo cogió de la biblioteca, pero como yo no tenía esa posibilidad decidí, con las pistas que ella me dio, utilizar mi herramienta más potente..., no hombre, no, las tetas no, la imaginación!!!..., así que me inventé un cuento sobre la Sra. Caca y lo triste que se ponía si no conseguía volver a su casita con sus cagarritos (pa mear y no echar gota, I know...)

Con ayuda del cuento de nuestra amiga la Sra. Caca y los sobornos, también imprescindibles para cualquier negociación, conseguimos en algo más de un mes, que Boliche hiciera regularmente caca y así evitar sacar a bailar a los temidos "popositos".

A día de hoy, los sobornos ya no son necesarios, pero seguimos teniendo en nuestras oraciones a San "cacasito", San "segus" y nuestra querida compañera de fatigas la Sra. Caca y sus pequeños cagarritos.

Por lo tanto, podemos afirmar que al igual que con la introducción de nuevas texturas en la alimentación de Boliche, la operación ACLEDJL se puede dar por terminada con un notable alto.
Eso no quita que algún que otro día haya habido algún pequeño escape, pero nada con importancia.


Superadas estas tres etapas, que no obstáculos, nuestro trayecto hacia esa nueva experiencia como es el cole de mayores, había comenzado cual camino de baldosas amarillas...




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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Como una moto

Así voy yo estos días, como una auténtica moto.

Casi paso a decir hola y adiós, porque de momento la rutina no ha llegado a nuestras vidas.
Vamos y venimos todos los días a trabajar y dejamos a Boliche en el pueblo con mis padres y mis suegros.

Mientras estamos terminando con los preparativos para el incio del "cole de mayores".
Atacaita estoy ya con eso. Que si los libros, que si el uniforme, que si las listas, que si las reuniones.

De momento, ya sabemos como se llama la nueva seño de Boliche y mañana la conoceremos (cruzo los dedos para que tengamos suerte con ella).
Hemos pensado que lo mejor será traerle para que él también la conozca y así el día 12 cuando comiencen la adaptación ya no sea una extraña para él. Que será más recomendable que soltarle en el ruedo sin capote...

Y mientras mis nervios y mis inquietudes van y vienen y vienen y van.

Como afrontará el cambio Boliche?, se integrará bien con sus nuevos compañeros?, se apañará con los dichosos botones?, qué tal encajará con la nueva seño?, le llevo en silla o vamos andando? y tardamos 40 minutos en llegar, le dará tiempo a hacer pis cuando lo pida?, le gustará la comida del comedor?, y el material, lo marcamos o llevamos alguna bolsa o mochila para guardarlo allí?, etc.

Decenas de dudas, unas más importantes que otras, pero todas ellas se agolpan en mi cabeza y hacen tanto ruido que me vuelven medio loca.

Algunas de ellas no nos las han aclarado todavía en colegio y otras nos las han aclarado demasiado.
Cuando tuvimos la reunión general, uno de los temas que abordaron fue el de reforzar la autonomía de los niños. Cosa que me parece lógica , pero claro, ya estamos con las condiciones generales.

Por ejemplo, nos dijeron que los niños tenían que ir al cole andando para fortalecer las piernas.
Joer con las monjas, como si ellas fueran a hacer la carrera de San Silvestre todos los años, no, si se las ve con una una condición física super fibrosa...

Claro, aquí no concretan nada, te dicen "TODOS los niños tienen que venir andando al cole" y ya me estoy imaginando a niños que vengan de Villalba o de Alpedrete porque sus padres trabajen aquí, diciendo a sus padres, "mamá, a mi ponme el despertador a las 3 de la madrugada, que yo tengo que ir andando al cole" jejejeje pobres...
El mío, no viene de tan lejos, pero andando desde casa hasta el colegio a su paso, podemos tardar tranquilamente 40 minutos y como que no es plan, digan las monjas lo que digan. Así que turnaremos la silla y el Metro, al menos de momento.

Luego tenemos el tema "operación botón", EL DICHOSO BOTÓN, que el niño tiene que saber abrocharse y desabrocharse el botón él solo...
Esto me tiene loca por dos cosas, primera porque no consigo que Boliche lo haga y segundo porque no creo que sea tan habitual que un niño de dos años y medio lo haga tan fácilmente como para exigirlo.
Está claro que todo, con entrenamiento, se puede conseguir pero vamos, que me parece un poco pronto como para exigir algo como eso.
Motricidad más fina que los modales de la Preisler, no me jodas.

No es que me quite el sueño porque él nunca ha tenido problema con la motricidad fina, pero lo del botón de momento se le resiste y por añadidura él pasa del tema, qué ocurre?, que de cara al botón del pantalón si me tiene medio mosca, que Boliche cuando dice que "quiere pis" es que QUIERE PIS y no es capaz de aguantarse 10 minutos mientras además se pelea con el botón. Ni de coña!
Así que los escapes están más que asegurados y eso es algo que sí me preocupa. Llevamos la operación pañal de sobresaliente y no quiero que empecemos a dar pasos de cangrejo.

Quiero pensar, que al igual que con lo del control de esfínteres, la coordinadora de infantil se mostró bastante intransigente de cara a aquellos padres que pasan un poco de todo y que por ejemplo todavía no les han retirado el pañal a sus hijos y pretenden que se lo quiten en el cole y cosas de ese tipo.
Por ello, aunque me siento algo temerosa en esos aspectos, me muestro positiva y confío, no, confío no, estoy segura de que Boliche lo va a hacer muy bien.

Lo cierto es que vivo estos días como un déjà vu porque hace 23 meses estaba exactamente igual, bueno, igual no, estaba peor, porque dejar a mi hijo con 9 meses en la guardería me comía el alma.
Hoy por hoy, al menos le puedo explicar por qué le dejo allí y le puedo hacer entender que "mamá vuelve luego a por él" cosa que con 9 meses era imposible.

Y Boliche ajeno a todas estas cosas que siento, está disfrutando a tope de sus vacaciones (como debe de ser) y emocionado con su inicio en el "cole de mayores" (bendita inocencia), ya veremos cuando vaya 2 o 3 días seguidos si sigue pensando igual. Angelico!.

Por otra parte y para añadir más salsa al guiso, hoy empiezan las fiestas del pueblo y ya se respira la alegría y el jolgorio. Y por consiguiente otras tantas cosas más que preparar, ropa, disfraces, comida, bebida, compras, y algunas cosas más.

Yo de momento esta tarde me tendré que ir a pelear con las de las tiendas donde he comprado el uniforme de Boliche porque la mitad de las prendas le quedan enorrrrrrmes y tendré que cambiarlas. Que desastre!, como dice mi madre, "parece que el difunto era mayor que él". Una cosa es que no le quede justo y otra que parezca un payasete.
Después de dos años y medio yo sigo volviendome loca con las tallas de su ropa. En fin...

Como decía en un principio esto es un hola y adiós, de momento seguiré algo perdida hasta casi finales de septiembre, aunque intentaré que no sea muy tarde.
Tengo mucho que contar!


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