"...El placer ha sido mio..."

...El placer ha sido mío...

SACRIFICIO
(RAE): Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.

No, señores y señoras, dar el pecho no debe ser un sacrificio. Debe ser un PLACER.

martes, 10 de abril de 2012

La Sra. Q (IV)

Volver a Nápoles siempre era como volver a casa.

Aquella ciudad bulliciosa, caótica, sucia y pintoresca, guardaba además otros encantos de los cuales era difícil no enamorarse.


Nick iba absorto con el paisaje que corría tras las ventanillas del coche, mientras Tonino le ponía al día con las novedades familiares y le daba todo lujo de detalles sobre los preparativos de su boda con Isabella, su novia de toda la vida.

Notó que su teléfono vibraba en el bolsillo de su chaqueta y lo sacó para chequearlo.
Era un mensaje de Mary, la chica que le ayudaba a mantener su piso en relativo orden.

-Nick, un mensajero acaba de traer un sobre para ti. Viene con carácter urgente pero no tiene remitente, ¿quieres que haga algo con él?

Un sobre..., no esperaba nada, o sí...
Buscó en su cartera la nota, la desdobló y volvió a leer.

"No siempre en el amor y en la guerra vale todo. La banda de Xiao Jiu Wu tiene retenida a la "Reina".

Usted pone el precio. Mañana le llegará un sobre con el listado de los agentes colaboradores. Q."

Ese sobre debía ser del que hablaba la nota. Pero, ¿cómo sabía ella la dirección de su domicilio personal?.
Dudó durante unos segundo y volvió a coger su teléfono para contestar a Mary con otro mensaje.

- Gracias Mary. Tranquila, déjalo en el primer cajón del escritorio. Volveré en un par de días. Un abrazo.

Seguía tan concentrado en la pantalla del teléfono que no se percató de que estaban entrando en el garaje de la casa familiar hasta que la oscuridad lo inundó todo.
Cogió su bolsa de mano y se dirigieron hacía el ascensor que daba acceso a la primera planta de la vivienda.


Después de los saludos, los abrazos, los besos, las risas. Nick acompañó a Giuseppe a su biblioteca para charlar de una forma más tranquila y privada.

De camino a la biblioteca Nick no pudo evitar echar de menos a Luciana.
Helena le comentó que Luciana había tenido que marcharse a Capri para resolver unos asuntos sobre sus negocios.
Le explicó que Luciana había abierto un par de tiendas de souvenirs para turistas en la bella isla y habitualmente tenía que viajar allí, pero que esperaban que regresara en un par de días.

Quizá el tiempo suficiente para que no se encontraran allí, pensó Nick con cierto escozor.


"El Napolitano" se acomodaba en su viejo sillón mientras Nick cerraba la puerta de la biblioteca tras de si. Después tomó asiento frente a su viejo amigo y ambos se miraron unos segundos en silencio.

En los ojos de Giuseppe se adivinaba cierta chispa divertida y es que aquel asunto "de trabajo" de Nick le resultaba tremendamente curioso.

Giuseppe levantó ambas manos de los brazos del sillón y las dejó caer nuevamente sobre ellos.

- Bien querido Nick, cuentame, ¿en qué puedo ayudarte?

Nick, sacó su cartera y de ella la nota de la misteriosa "Sra. Q", la desdobló y se la entregó a Giuseppe.

- ¿Qué opinas de esto, Giuseppe?

Después de leer la nota, Giuseppe levantó la vista y la chispa divertida de sus ojos se había esfumado.

- ¿En qué andas metido, Nick?
- De momento no lo sé. Acaban de contratar mis servicios pero tengo poca información.
Por eso he venido. ¿Qué me puedes contar de la banda de Xiao Jiu Wu? y sobre todo, ¿sabes a quién o qué se refiere con eso de "la Reina"?
- Lo que sé es que no te conviene relacionarte con la banda de Xiao... - dudó unos segundo y prosiguió- ... sobre todo trafican con obras de arte.
- Bueno Giuseppe, eso no me preocupa. Tú también te mueves en ese mundo desde hace años.
- No Nick, ellos le dan salida a otro tipo de "objetos de arte"- Nick notó que mientras Giuseppe terminaba la frase, se revolvia incómodo en su viejo sillón.
- ¿A qué objetos te refieres Giuseppe?
- Creeme Nick, es mejor que no tengas toda la información; es más, creo que deberías rechazar este trabajo.
- Me parece que es demasiado tarde para eso, acaba de llegarme a casa información sobre varios colaboradores. Ya estoy metido de lleno en el tema, así que te agradeceré cualquier información que me puedas dar sobre el tema.
- Está bien Nick, pero ándate con cuidado. Estás metiendo la caña en un río peligroso. Déjame que haga unas llamadas y veré que puedo averiguar al respecto.
- Gracias.
- ¿Por qué no subes mientras, te das una ducha y te pones algo más cómodo?, Teté servirá la cena en breve- dijo mirando su reloj de bolsillo.
- Me parece una idea estupenda, estoy deseando probar ese guiso de carne que perfuma la cocina- le guiñó un ojo a su viejo amigo, se dio la vuelta y se marchó de la biblioteca.


Después de ducharse y cambiarse de ropa, Nick bajó al comedor donde ya se encontraba Giuseppe presidiendo la mesa.
Estaba solo y todavía se escuchaban los gritos alborotadores de los niños con sus juegos en el jardín.

- Siéntate a mi lado Nick, hoy puedes ocupar el lugar de Nana, ¿sabes que no está, verdad?
- Lo sé, me ha dicho Helena que estaba en Capri haciendo gestiones sobre los negocios.
- Sí, eso dijo diez minutos después de enterarse de que tú habías tomado un vuelo hacia aquí. Mujeres...
 Nick, prefirió no comentar nada. No quería hablar de Luciana, así que cambió de tema.

- Dime Giuseppe, ¿has averiguado algo?
- Sí, pero no sé si te podrá servir de ayuda. Uno de mis contactos me acaba de enviar el siguiente mensaje, a través de Tonino.- y Giuseppe alargó la mano para entregarle una nota a Nick - Adelante Nick, leela.

" Hay revuelo en los muelles de Shanghai, parece ser que han cambiado el horario y la ruta de uno de los cargueros sin avisar, afectando todo el tráfico marítimo por causas desconocidas. No he podido averiguar gran cosa pero los marineros hablan con reverencia y cierto temor del camarote 10544."

Nick levantó la mirada y se encontró con los ojos de "el Napolitano". Buscó en ellos alguna pista, alguna respuesta, pero solo pudo reconocer algo que le confundió aun más. En los ojos del viejo Giuseppe había... temor.


Continuará...


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