Son casi las 16.30, bajo las escaleras del metro a toda leche y me echo mano al bolsillo del pantalón para coger el billete. Mierda!, se me ha acabado, joder, y ahora no llevo nada suelto encima. Abro el bolso para pagar con la tarjeta y empiezo a oír los gritos y lloros de un niño, me giro hacia los tornos y veo una mujer joven, parece un poco más mayor que yo, y un niño de unos 3 años en el suelo dando gritos y pataleando.
Sonrío para “mis adentros” y pienso este es del equipo de mi boliche…, sigo buscando el monedero para sacar la tarjeta, joder, joder, con lo pequeño que es el bolso y no lo encuentro, coño!. Siempre estoy igual, si tiene razón mi esposísimo cuando dice que esto es la jungla.
Veo que sale gente del túnel que lleva al anden al que yo debería dirigirme, mierda!, acabo de perder un tren. Bueno al menos ya he encontrado el monedero, saco la tarjeta y empiezo a toquetear la maquina expendedora. Por fin!, ya sale el maldito billete.
Como sé que el próximo tren tardará otros 5 minutos, pues ya voy más tranquila. Me acerco a los tornos y veo que la situación sigue igual. La mamá del niño ha pasado al otro lado y el niño sigue en el suelo de la zona contraria. La paciente mamá le dice, Alberto pasa por favor, levántate y vamos que no te voy a pasar el billete. El nene gritando y llorando sólo dice: que si, que siiiiiiii, el billeteeeee y la mamá insiste, que vengas aquí, pasa por debajo que no te voy a dar el billete. Le pongo cara de cómplice a la mamá y le sonrío, me devuelve la sonrisa con cara de resignación y vuelve a la carga. Alberto, no me hagas salir a por ti, etc, etc,.
En esto que llega una señora de unos 65-70 años y se acerca al niño…
Señora: pero bonito que te pasa?
Alberto: buaaaaaaaaaaaa, buaaaaaaaaa
Señora: no llores cariño, que le pasa? (mirando a la mamá)
Mamá: (con cara de: lo que me faltaba) pues nada que quiere que le pase el billete por la máquina para girar el torno.
Señora: pobre…
Mamá: tiene que aprender a obedecer.
Señora: Bueno hijo, no te preocupes que yo te lo paso.
Y coge la señora con sus santos cojones (tengo que reformar mi vocabulario) y le pasa el billete al niño!
Bueno yo alucino!!!, nos miramos la mamá y yo con cara de flipadas, bueno yo de flipada y la mamá primero de flipada y luego con cara de: yo la mato. No podíamos creerlo.
Veo que sale gente del túnel que lleva al anden al que yo debería dirigirme, mierda!, acabo de perder un tren. Bueno al menos ya he encontrado el monedero, saco la tarjeta y empiezo a toquetear la maquina expendedora. Por fin!, ya sale el maldito billete.
Como sé que el próximo tren tardará otros 5 minutos, pues ya voy más tranquila. Me acerco a los tornos y veo que la situación sigue igual. La mamá del niño ha pasado al otro lado y el niño sigue en el suelo de la zona contraria. La paciente mamá le dice, Alberto pasa por favor, levántate y vamos que no te voy a pasar el billete. El nene gritando y llorando sólo dice: que si, que siiiiiiii, el billeteeeee y la mamá insiste, que vengas aquí, pasa por debajo que no te voy a dar el billete. Le pongo cara de cómplice a la mamá y le sonrío, me devuelve la sonrisa con cara de resignación y vuelve a la carga. Alberto, no me hagas salir a por ti, etc, etc,.
En esto que llega una señora de unos 65-70 años y se acerca al niño…
Señora: pero bonito que te pasa?
Alberto: buaaaaaaaaaaaa, buaaaaaaaaa
Señora: no llores cariño, que le pasa? (mirando a la mamá)
Mamá: (con cara de: lo que me faltaba) pues nada que quiere que le pase el billete por la máquina para girar el torno.
Señora: pobre…
Mamá: tiene que aprender a obedecer.
Señora: Bueno hijo, no te preocupes que yo te lo paso.
Y coge la señora con sus santos cojones (tengo que reformar mi vocabulario) y le pasa el billete al niño!
Bueno yo alucino!!!, nos miramos la mamá y yo con cara de flipadas, bueno yo de flipada y la mamá primero de flipada y luego con cara de: yo la mato. No podíamos creerlo.
La mamá intentando no faltarle el respeto y ser lo más educada posible, le dijo de todo a la paisana y con razón, claro.
Yo como no quería hacer precisamente lo mismo que la señora y meterme donde no me llamaban me marché de allí meneando la cabeza mientras dejaba a la mamá de Alberto discutiendo con la señora. Ah!, y a Alberto tan feliz.
Es lo que pasa. Qué siempre hay alguien amable dispuesto a echarte una mano "al cuello". La señora se metió evidentemente donde no la llamaban y no me extraña que la mama de Alberto se enfadara, no es para menos.
ResponderEliminar¿La señora trabajaba en la ONU? Porque se podía entretener arreglando los problemas mundiales y dejando a los pobres transeúntes tranquilos. Mira que me joroban estas cosas.
ResponderEliminarBesos
Ainsss! si es que algunas creyendo que ayudan, meten la pata hasta el cuello. Y encima la señora se iría tan contenta por su buena obra :O
ResponderEliminarSaludos
Hola TR,
ResponderEliminarCon lo difícil que es educar a un niño, para que venga un desconocido y deje tu autoridad por los suelos. En fin, así es la vida.
Un saludín!
Viejas.... siempre igual!!!!
ResponderEliminarLa gente es la ostia¡¡
ResponderEliminarAquí mal habladas somos todas, coño!! ja ja ja ja ja.
ResponderEliminarLas personas mayores a veces no se dan cuenta de cómo se meten donde no las llaman, este es un claro ejemplo de ello.
Alberto está en esa fase de "reto a mami y no acepto un no por respuesta", lo normal para su edad vamos. Y la pobre mami está ahí aguantando el chaparrón aun a sabiendas de que la mirarán mal, o bien como es tu caso, y de habrá metomentodos como la vieja en cuestión. Pero claro, que te tengas que poner a discutir con una desconocida porque dejas llorar a tu hijo, pues como que manda narices, la verdad.
En fin, que yo me hubiera puesto de uñas igual que esa pobre madre, y que la pobre bastante tiene con lo que tiene como para aguantar a la señora salvadora de causas, hay que joderse!!
...Y ENCIMA QUEDAS COMO UNA BORDE POR PONER LOS PUNTOS SOBRE LAS IES...
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